Para los pocos que aún invertimos comienza un nuevo ciclo después de este verano. Llevamos mucho tiempo de aburrimiento e incluso dolor en los que poco a poco la gente se ha ido desencantando y abandonando la renta variable. Son demasiados los años que han pasado desde la crisis del 2008 y no se ve luz al final del túnel. Cada vez que parecía que íbamos a remontar una nueva desgracia nos caía encima. Hemos tenido de todo y ya por último la famosa recesión, de la que se lleva hablando unos cuantos, años parece que llega. En fin, que ni los inversores particulares, ni los gestores profesionales, han tenido una oportunidad. La gente ha terminado entregándose y aceptando que no le den nada por su dinero, ya lo único que piden es no perderlo. Los Estados te cobran por guardártelo como si de la caja de un banco se tratara, las empresas si son grandes y conocidas, te ofrecen unos bonos para llorar. Estar en liquidez es ahora una forma de invertir...
Pero sin embargo, parece que algo se mueve. El colchón de los Bancos Centrales seguirá en su sitio, las empresas están mejorando y limpiándose de los excesos cometidos, las cotizaciones de muchas de ellas han caído más de lo razonable y el tiempo pasa. En los últimos días salen nuevos artículos transmitiendo esperanza, parece que se está produciendo un trasvase a empresas de valor que el mercado había desechado y el miedo atroz se está sofocando. Esto de la bolsa es impredecible, sobre todo en relación al tiempo. Podemos pasarnos años teniendo razón pero sin que el mercado nos la dé. Conforme más tiempo pasa las dudas aumentan y hasta los famosos de la inversión han pasado su travesía del desierto.
Pero, al igual que la vida, ésto no es una ciencia exacta por mucho que algunos nos gustaría que fueran fórmulas predecibles o patrones claros, no tenemos más remedio que especular en el sentido literal de la palabra. Y para mí, puede que estos últimos movimientos no sean todavía el comienzo del ansiado nuevo ciclo expansivo, pero sí el final de este período tan triste y tan largo en los que ni para adelante ni para atrás, ni arriba ni abajo. Aunque todavía nos den más de un susto y alguna que otra noticia mueva el mercado de manera violenta, probablemente ya nos acerquemos al final de esta convulsa época. Y creo que después tocará un buen período para aprovechar las oportunidades y desquitarnos del tiempo perdido.