¿Próximo 24 de Mayo? ¡Nada nuevo bajo el Sol!

Ya escribió al respecto Joaquín Costa, extraordinario político y pensador oscense del regeneracionismo español del siglo XIX, en su tratado de 1901 sobre oligarquía y caciquismo.

Anteriormente a los primeros brotes de liberalismo en España, el absolutismo que imperaba en España no era más que un reinado de caciques. Vale la pena leer detenidamente el texto número 8 del citado tratado:

"Cada región y cada provincia se hallaba dominada por un particular irresponsable, diputado o no, vulgarmente apodado : “cacique”, sin cuya voluntad o beneplácito no se movía una hoja de papel, no se despachaba un expediente, ni se pronunciaba un fallo, ni se declaraba una exención, ni se nombraba un juez, ni se trasladaba un empleado, ni se acometía una obra; para él no había Ley de “Quintas”, ni Ley de aguas, ni ley de caza, ni Ley Municipal, ni Ley de contabilidad, ni Leyes de Enjuiciamiento, ni Ley electoral, ni Instrucción Consumos, ni leyes fiscales, ni Reglamentos de la Guardia Civil, ni Constitución política del Estado: juzgados, audiencias, gobernadores civiles, diputaciones provinciales. La Administración central era un instrumento suyo, ni más ni menos que si hubiesen sido creados sólo para servirle. No había que preguntar si teníais razón, si la ley estaba de vuestra parte, para saber cómo se fallaría el pleito, cómo se resolvería el expediente: había que preguntar si le era indiferente al cacique, y, por tanto, se mantenía neutral, o si estaba con vosotros o contra vosotros. Era declarado exento del servicio militar quien él quería que lo fuese, por precio o sin él; se extraviaban los expedientes y las cartas que él quería que se extraviasen; se hacía justicia cuando él tenía interés en que se hiciera, y se fallaba a sabiendas contra ley cuando no tenía razón aquél a quien él quería favorecer; se encarcelaba a quien él tenía por bien, siquiera fuese el más inocente; a quien quería librar de la cárcel lo libraba, sacándolo sin fianza, aunque se tratase de un criminal; se imponían multas si era su voluntad que se impusieran, hubiese o no motivo; se repartían los tributos no según regla de proporción y conforme a las instrucciones de Hacienda, sino conforme a su conveniencia y a la de su clientela o a la fuerza que trataba de hacer a los neutrales o al castigo que quería imponerles por su desprecio o por su entereza; a quien quería mal o no se sometía, hacía pagar doble ... las carreteras iban no por donde las trazaban los ingenieros, sino por donde caían sus fincas, sus pueblos o sus caseríos … era diputado provincial, alcalde o regidor aquel a quien él designaba o recibía para instrumento de sus vanidades, de sus medros o de sus venganzas, dándoles en cambio carta blanca y cubriéndoles para que hiciesen impunemente de la hacienda comunal y del derecho de sus convecinos lo que les pareciese".(Joaquín Costa, 1901)

Durante las revoluciones liberales en los periodos de Fernando VII y de su hija Isabel II  se cambiaron leyes, se elaboraron constituciones pero nada cambió en esencia, es decir que sólo se aplicaba la ley si al cacique dominante le resultaba completamente indiferente el que se aplicase.

El caciquismo fue una herencia del feudalismo medieval. Hoy día su herencia se llama partitocrácia, es decir un caciquismo mucho mas generalizado de forma que los grandes partidos PP y PSOE son los auténticos caciques del siglo XXI. Esencialmente nada sigue sin cambiar en relación a lo que denunciaba Joaquín Costa hace más de un siglo.

El próximo domingo, al igual que sucederá a final de año con las elecciones generales, concurren dos nuevos partidos al ruedo político municipal y autonómico, Ciudadanos y Podemos. Los viejos roqueros del bipartidismo ya saben manejarse por la arena de manera sobrada. Ambos han sido coparticipes del "degeneracionismo" actual, por ejemplo sobre la autoría intelectual de la burbuja inmobiliaria enriqueciendo al amiguismo y esclavizando de por vida a otros menos favorecidos, sobre la corrupción, sobre un estado elefantiásico que nos obliga a salvajes impuestos para no suspender pagos, sobre la deuda estratosférica que nos llevara mas pronto que tarde al abismo, sobre el saqueo del fondo de reserva de pensiones, sobre la continua perdida de poder adquisitivo del pensionista y del funcionario de a pie, sobre el abuso por parte de los lobbies bancarios y eléctricos en forma de comisiones e impuestos indirectos, sobre la amenaza de una escisión de España, y un largo etc. El sistema se les ha ido de las manos, la deuda pública esta fuera de control, no se trata "tan solo" del dato oficial  97,7% del PIB sino del 150% según publicación del banco de España sobre el total de pasivos circulantes de todas las administraciones publicas (aquí).

Los nuevos partidos políticos en escena están incólumes en este sentido pero es inevitable la gran duda dada la fragilidad de nuestra constitución sin la obligada separación de poderes para que las cosas comenzaran a funcionar  al tipo de los mejores como Estados Unidos, Suiza, Islandia, etc, Quizás estos nuevos partidos se merezcan una oportunidad pero no dejan de ser dos nuevos caciques, eso si, muy verdes todavía.  Ahí esta el popular dicho, pisar moqueta en España es sinónimo de corrupción. Veo muy difícil que se arreglen las cosas sin operar de raíz el problema, lo malo es que ningún cacique estará dispuesto a ofrecer  quirófano ni a ceder cirujanos para operar. Así pues, como diría cualquier capitán de un buque hundiéndose, ¡sálvese quien pueda!