Lo más preocupante de las promesas del gobierno en relación al crecimiento y más específicamente a la creación de empleo neto, no es que no podamos creer las manifestaciones de nuestro presidente y ministros, sino que, para colmo, esa supuesta mejora en el empleo se va a basar en el sector construcción y en el incremento de la emigración.
Terminaba mi post anterior, “esas increíbles promesas de creación de empleo”, diciendo que, “efectivamente, este gobierno no tiene un plan para crear 3,5 millones de puestos de trabajo para esta legislatura, tal como indicó el Sr. Pons en la campaña electoral que llevó al PP a su mayoría absoluta, ni los dos millones que proclamó el presidente justo al cumplir los dos años de mandado, ni probablemente tenga un plan para crear esos 600.000 puestos en dos años.” Y encima tal mejora vendría dada por el despegue del sector construcción. Deprimente el mensaje del gobierno, y deprimente que pretendan cometer el mismo error dos veces. No hablamos para nada de los más de tres millones de viviendas pendientes de vender en la actualidad, entre bancos, promotoras y particulares. No, la solución a nuestra crisis pasa por incrementar aún más la oferta.
Si alguien piensa que la banca se embarcará de nuevo en el sector construcción en los próximos años, está muy equivocado. De hecho, el crédito, a pesar de la información positiva que intenta trasladar el gobierno, no se está incrementando.
Debemos reconocer la importancia crucial que debe tener el sector financiero en cualquier economía desarrollada y dinámica, como elemento para dar agilidad y capacidad de respuesta a la ésta, al mismo tiempo que multiplica el efecto positivo de nuevas inversiones, tanto para el crecimiento como, lógicamente para el empleo.
La realidad, me temo, no es exactamente como nos indica el gobierno, ya que el crédito no crece, como nos indica claramente Juan Carlos Barba. Como dicen los norteamericanos, hay tres tipos de realidades: las verdades, las mentiras y las estadísticas. En nuestro caso nos encontramos exactamente, no con la manipulación de los datos de las estadísticas (eso espero), sino con el uso de las estadísticas que más interesan en cada momento al gobierno. Nada nuevo.
No es lo mismo comparar porcentajes de modificaciones de una determinada variable, que ver la evolución que tiene esa incógnita si lo hacemos en términos absolutos. Me explico con el primer ejemplo de Juan Carlos Barba referido a los nuevos créditos.
En el anterior gráfico vemos la evolución del nuevo crédito concedido a empresas para importes de menos de un millón de euros. Como se puede apreciar de forma clara, la tasa de variación anual ha entrado en positivo por primera vez desde 2008.
Sin embargo, como vemos en el gráfico siguiente, si analizamos la información en términos de euros prestados por los mismos conceptos, vemos que estamos a un tercio de los que se otorgaban en pleno pico de la burbuja. Esa es la realidad, pero este gráfico que el autor extrae del mismo Banco de España, el gobierno jamás lo hará público. Pueden apostar lo que quieran.
Iguales conclusiones podemos obtener con el resto de gráficos referidos a créditos nuevos para la adquisición de la vivienda o al consumo. Y sin embargo, estos gráficos representan la realidad.
Lógicamente, la información ofrecida por alguien, nos dirá mucho de él. La idea de que sólo se aporten gráficos con pendientes positivas a sabiendas de que no reflejan la realidad, nos indica de forma clara el objetivo del partido en el gobierno en plena pre-campaña electoral. Emitir información veraz y un plan de estabilidad real que nos ayude a salir de la crisis no está entre sus primeros objetivos.