En argentina, Cristina Kirchner impuso el control de precios básicos cuando la inflación rondaba el 30%. Ahora, el IPC está casi en el 80%.
Bueno, claro que Argentina no cuenta con el hercúleo brazo de hierro de nuestro BCE, que además ha inventado un artilugio “anti propagación”, para que las subidas no se propaguen a países enfermitos de deuda... no, en Argentina son más recios. Allá los precios los controla el gobierno.
El intento de Yolanda diez de presionar a las grandes cadenas para que una “cesta” de bienes no suba de precios, ya se sabe cómo acaba, sea en Argentina, sea en cuba: en fracaso, en denuncias y protestas por la caída de la calidad, escasez , colas y mercados negros (cuyos precios no entran en el IPC).
El problema que tenemos no se arregla congelando los preciso finales, sino aumentando la oferta de los productos básicos que escasean, y ahí no hemos visto una gran política internacional de la UE para aumentar el aporte de otros países. La reunión de ayer, que pueden seguir en mi art. anterior, da escalofríos porque vamos rectos a una argentinizacion de Europa.
Porque seguimos en las restricciones ecológicas, y no nos ponemos de acuerdo para, en un período excepcional, hacer excepciones. Debemos importar todo tipo de energía, incluso carbón, y debemos darblicencia para hacer exploraciones propias de fracking, lo que ya a hecho, por cierto, la nueva Premier de GB.
Pues parece que en Europa y España los tiros van por congelar precios, “cuidarlos” como dicen en Argentina, es decir, burocratizarlos sin relación con los costes, la demanda, y cualquier gestión empresarial de cara al futuro.
La economía son expectativas, y lo mejor para todos es hacerse una idea precisa de los precios de hoy y del futuro. Si la demanda de bananas se espera que aumente, los precios de las bananas de futuro y de contado deberían subir. Ah! Pero están congelados, por lo que no se moverán y el exceso de demanda se verá frustrado, pero no para él quien tenga dinero para ir al mercado negro. Resultado, escasez.
Nos adentramos en tierras de guerra, economía administrada, de escasez, frustración, y cosas peores.