Estos titulares publicados la semana pasada son lo que yo llamo "desencadenantes de pésimas decisiones financieras".
En primer lugar recordemos una cosa: La media de las caídas intra anuales en la bolsa americana desde 1980 es del 13,8%. Además, este tipo de caídas puntuales se producen todos los años sin excepción, incluso a lo largo de periodos prolongados muy alcistas (Marzo 2009 - actualidad).
Por ejemplo, en 2009 el mercado llegó a caer un 28%, pero cerró el año con un +23% de rentabilidad. Imagina por un momento el enorme error que hubiera sido vender las inversiones cuando el mercado estaba en un -28%. Pues la mayoría de inversores así lo hace.
En estas caídas puntuales producidas en el corto plazo (1 año) influyen factores ajenos a la evolución de la economía real. Factores como por ejemplo los flujos de dinero, el miedo y la codicia de los inversores, las modas, un atentado terrorista o un simple tuit del CEO de una compañía (Elon Musk).
¿Cómo abordar esta situación?
Como dice Warren Buffett, el mejor inversor de la historia, el mercado es maniaco-depresivo a corto plazo.
Esta irracionalidad es un regalo muy valioso para el inversor paciente y metódico porque le permite aprovechar las caídas temporales comprando barato y multiplicando así su rentabilidad de largo plazo.
Incluso las profundas crisis pueden convertirse en una oportunidad con el enfoque adecuado, como ya he explicado.
Un buen asesor financiero debe trabajar la comunicación preventiva con los clientes, es decir, debe explicar que lo normal no es lo vivido en 2017 (mínima volatilidad con mercado alcista). Sino más bien todo lo contrario.
La correcta gestión emocional consiste es hablar de caídas en mercados alcistas y lo inverso en recesiones.
Por su parte, el mejor asesor que una gestora o un banco puede tener es el que no sólo impide reembolsos en periodos de caídas, sino que aumenta todo lo posible las suscripciones.
De esta forma el gestor no se ve obligado a liquidar activos para atender los habituales rembolsos. Todo lo contrario, se dota de liquidez para aprovechar los buenos precios, generando así grandes plusvalías a largo plazo para los partícipes.
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