Según los últimos datos registrados, la población española se redujo en 215.691 personas pasando a ser de 46.512.199.
Por otro lado, sobre la deuda pública no vamos a comentar lo que se ha incrementado porque es sabido por todos que año tras año, trimestre tras trimestre sigue y sigue subiendo. Pero sí vamos a dejar el dato de que cerró el cuarto trimestre de 2014 en 1.033.958 millones de euros. La cifra sube y sube y ya en 2015 llega al 100% del PIB.
Haciendo una simple división vemos que cada español debe exactamente 22.230 euros.
Imaginemos el supuesto de que el Estado traspasa esas deudas a cada ciudadano creando una ley porque sí. Deja de existir la figura del Estado español como eje financiero y los bancos quieren esas deudas y se traspasan a los ciudadanos por el hecho de poseer la nacionalidad española.
Lo que produce cada español está en torno a los 22.800 euros, lo que se conoce como renta per cápita.
Entonces, la relación es clara. Cada español se quedaría a cero, considerando que en 2015 la Deuda Pública ya llegó a niveles del 100% del PIB.
Algo parecido, pero no tan exagerado, pasa con los impuestos. Es una manera de hacernos menos ricos y poder hacer frente a todas esas deudas.
Hay una igualdad matemática que no falla.
Las deudas de hoy = los impuestos de mañana.
Una parte de esos 22.230 euros se paga mediante impuestos, mientras que otra parte se paga con más deuda y otra parte se deja a deber.
¡Increíble cómo funcionan los Estados modernos! Es como si yo voy a comprar todos los días casas porque el precio de las casas está muy bajo y como voy todos los días me hacen descuentos y me financian los bancos.
Bienvenidos al mundo de lo irracional y del duopolio formado por los bancos y los estados.
Aunque sea una paradoja, pero nos sostenemos gracias al Estado y ésta es la razón por la que la figura del Estado ahora más que nunca tiene que existir.
Una economía que crece a base de deuda, solo puede sostenerse si un ente con poder para hacer y deshacer está para aguantar todo esto.
Si se caen los Estados, ya no habrá deudas, ya nadie podrá comprar esas deudas para luego venderlas y, en definitiva, la economía se hundiría.
- -¿Quién pagará esto? Nadie.
- -¿Cuándo se pagará esto? Nunca.
Vamos a pasarle el marrón al siguiente y que la fiesta continúe.
