El diseño y desarrollo de las estrategias funcionales requiere de forma previa determinar el modelo de negocio que vamos a adoptar, es decir, como nos organizaremos para crear, entregar y capturar valor.
Para ello lo más habitual es utilizar el modelo Canvas desarrollado por Alexander Osterwalder e Yves Pigneur en su libro Business Model Generation.
En él desarrollan un procedimiento basado en la confección de 9 bloques que cubren las cuatro principales áreas de negocio: clientes, oferta, infraestructura y viabilidad financiera y reflejan la lógica que sigue una empresa para conseguir ingresos.
El lienzo (Canvas) así obtenido sería el mapa de la estrategia empresarial, que va a ser implementada mediante estructuras organizativas, procesos y sistemas.
En el centro de la tela se sitúa la propuesta de valor, que es lo que nos hace especiales en el mercado, lo que nos diferencia de la competencia. Con ella buscamos resolver los problemas de los clientes y satisfacer sus necesidades.
Ha de estar totalmente orientada al cliente ya que da nada sirve una idea excelente si no obtiene respuesta en el mercado, es decir, si no hay nadie dispuesto a pagar por ella. Es esencial, por tanto, que nuestro concepto tenga interés comercial.
Por ello, en infinidad de ocasiones la clave no está en inventar si no en re-segmentar un nicho. Muchas veces, los clientes no se han planteado que se pueden hacer las cosas de otra manera, sencillamente porque nadie se lo ha ofrecido antes. Si eres capaz de cambiar algo que existe ofreciéndole al cliente mejoras en todo el proceso, puede que hayas encontrado la llave del éxito.
A su izquierda, se sitúa la dimensión interna de la empresa, esto es, todos los aspectos críticos que vamos a necesitar para poder ofrecer el producto/servicio adecuado:
A la derecha de la propuesta de valor se colocará todo lo externo a la empresa, lo que hay de puertas hacia afuera. Refleja dónde la queremos llevar, qué tipo de relaciones deseamos establecer con los destinatarios y cómo se la vamos a hacer llegar. Se distinguen por lo tanto tres áreas:
Por último, pero no menos importante hemos de ocuparnos de la estructuradecostes y las líneas de ingresos de nuestro negocio, que se sitúan en la parte baja del lienzo.
En cuanto a la estructura de costes, se ocupa de los gastos en los que se incurre para poder desarrollar todas las actividades requeridas por la empresa para entregar al cliente la propuesta de valor.
Un aspecto a tener muy en cuenta cuando se define el modelo de negocio es el decalaje entre cobros y pagos. Las NOF (necesidades operativas de financiación) son un elemento clave en la sostenibilidad empresarial. Si tardamos en cobrar y tenemos pagos inminentes, las tensiones de tesorería pueden dar al traste con un buen proyecto.
Las empresas se gestionan desde la tesorería. Debemos elaborar nuestro presupuesto de tesorería, que iremos revisando y corrigiendo mes a mes, tras el pertinente análisis de las desviaciones encontradas, que a buen seguro las habrá.
Esto nos ayudará a calcular los fondos que necesitamos hasta que lleguemos a nuestro break-even o punto muerto, es decir para que los costes igualen a los ingresos y el beneficio sea igual a cero. Debemos tener claro nuestro margen de contribución (Precio de venta – Costes variables) para ver con qué velocidad podremos cubrir nuestros costes de estructura.
Las fuentes de ingresos supondrán la monetización de nuestra propuesta de valor previo ofrecimiento exitoso a nuestro segmento de clientes.
Es la consecuencia de todo lo demás, pero antes de empezar debemos pensar cuáles serán esos generadores de rentas. Será muy difícil captar financiación de inversores si no podemos explicarles cómo van a rentabilizar el capital invertido.
A medida que el negocio avanza, tendremos que ir ajustando las piezas, de cara a aumentar el margen de contribución, reducir nuestros costesfijos y entrar cuanto antes en la senda del beneficio.
Con toda seguridad la experiencia nos obligará a cambiar una buena parte de las fuentes de ingresos inicialmente previstas pero es fundamental tener un punto de partida para equivocarnos lo menos posible.
La próxima semana abordaremos el proceso de evaluación y selección de las estrategias.
Identifíquese ó regístrese para comentar el artículo.