Muchos economistas (el 99%) tienen por costumbre comparar el pasado con el presente para extrapolar cómo será el futuro a través de unos datos que ya son historia. Es un error, pero es un error humano que todos cometemos, puesto que a la hora de pronosticar el futuro nadie sabe nada con seguridad.
Alguien que observe el gráfico de peticiones de desempleo en los EE.UU. (o el de España cuando esté disponible) y vea este pico espectacular en desempleados sin saber el contexto actual como poco pensaría que la guerra nuclear a escala global ha llegado al mundo para quedarse. Nada más lejos de la realidad.
Pero la situación es dramática. Un mes o dos sin comercio en el mundo es devastador, pero recuperable, y además de forma rápida. Los bancos centrales asumirán gran parte del golpe, es decir, la gente lo asumirá de forma lenta a través de inflación. Porque hay que aclarar que el dinero aunque caiga del cielo tiene sus propias reglas, a pesar de lo que piensen los analfabetos de la TMM… Y por otra parte no estamos ante una crisis financiera, sino un shock de oferta y de demanda (estamos en casa encerrados productores, vendedores y compradores). Es increíble que hace un mes estuviéramos hablando de si habría recesión o no y ahora meditamos si la caída este Q2 será del 7% o del 10% como poco.
¿Y ahora qué? Pues aesperar. Una vez se acabe la pandemia podremos observar los daños y ver cómo responden los agentes a los primeros días de comercio. Esperemos que la recuperación sea rápida y fuerte, pero como siempre, será de mucha menos intensidad en España respecto a los demás.
Y si hablamos de la bolsa, salvo que pensemos que este shock es como la crisis de 1929 o la de 2008 entonces aún quedaría caída para ver el mínimo (un servidor piensa que no es así y que lo peor ya ha pasado, y una cartera de empresas con caja neta e ingresos crecientes a estos precios no hacen daño a nadie). EL MUNDO NO SE ACABA.
Lo bueno de esto (de todo se puede sacar algo positivo) es que se evidencian varias cosas: la primera es que el gobierno de España, más allá de su inoperancia a la hora de responder a esta crisis sanitaria, ha puesto como ayuda a trabajadores y empresarios algo inexistente que ha anunciado a bombo y platillo, y cuyo único objetivo es que se endeuden, bajo un aval sin validez jurídica por ahora, para poder pagarle los impuestos al mismo estado que los avala... También se evidencia que la Unión Europea ya no es ninguna unión, los países responsables que ahora tienen una ratio PIB/Deuda cercana al 60% (Alemania/Holanda) miran a otro lado y dejan solo a los endeudados (España/Italia), esto traerá tela una vez que se acabe el problema sanitario y haya que afrontar las cuentas (y los presupuestos de la unión de cara al 2027). Si Italia ya era un socio sin confianza en la unión puede que ahora sea el golpe definitivo para un Brexit 2.0 y lo que sus consecuencias traerían. Y también evidencia quienes hacen las cosas bien, como USA (no a nivel sanitario) o Canadá. Un ingreso directo por persona en una situación como esta, Y SOLO EN UNA SITUACIÓN COMO ESTA, es la mejor solución para evitar bolas de nieve de impagos que puedan agravar un shock de corto plazo como este. Porque esta situación es diferente, la gente no puede comerciar, tiene que quedarse en casa obligatoriamente, lo que impide que trabajen y por tanto ganen dinero.
Y al igual que de todo se saca algo positivo, de todo se aprende, aquellas empresas y familias que tengan una buena posición financiera (ahorro y/o poca o ninguna deuda) podrán asumir este parón y además comprar activos de calidad a buen precio para tener algo más de libertad (dinero) en el futuro. Quienes no estén en esta situación aprenderán de una vez por todas que mucha deuda no tiene sentido y que ahorrar no hace daño a nadie (si es que se puede: con un SMI no se da salvo que vivas en Ourense como yo, de eso hablaremos otro día). Y que la familia y los amigos son lo más importante, y debemos disfrutar con ellos esta vida.
Cuídense.