Uno de los primeros artículos publicados desde Zarabolsa.es fue sobre los benditos dientes de sierra que os recomiendo que repaséis porque son temas que no están ligados a la actualidad y con el tiempo, al igual que los buenos vinos, van gustando más saborearlos o en este caso releerlos. En el llegábamos a la conclusión de que si no hubiera dientes de sierra la Bolsa se pararía y habría que inventarlos.
Ya hemos comentado más de una vez que las Bolsas son cíclicas, también la economía es cíclica desde siempre, pues empezaron con las vacas gordas y las vacas flacas y seguimos miles de años después sin haber corregido su ciclicidad. Hay muchas cosas más cíclicas, como el día y la noche, las estaciones del año, la fertilidad de las hembras, etc, etc. En el Metro siempre hubo un cartel que pedía que “dejen salir antes de entrar”.
Las presas de agua antes de que rebosen las desaguan de forma artificial y cuando por algún motivo ha fallado el desagüe se han producido grandes desgracias en bienes y en pérdidas humanas, como hace años con el desbordamiento de la presa de Tous de 1982. Más ejemplos de sumar y restar lo tenemos en comer y descomer, pues podemos inflarnos de comer y beber en muchos banquetes seguidos o en una boda gitana de varios días, pero antes o después llega el descomer. En fin como creo que esto está claro no ponemos más ejemplos.
Pues bien, si lo anterior está claro y se comprende como inevitable, sigo sin saber cual es el problema de entender que las Bolsas suben, se paran y bajan y luego al revés, después de bajar se paran y vuelven a subir. Aunque digo que sigo sin saber el enfado y preocupación con las bajadas, como cuando llueve, si se cuál es el motivo, que no es otro que como en la gota fría no se sabe cuánto va a durar la tormenta, pues al contrario de los ejemplos anteriores, del día y la noche, de las estaciones del año, etc, etc, aquí nunca sabemos cuánto van a durar las bajadas, ni cuánto van a durar las subidas, nunca sabemos si duraran días, semanas o meses. Digamos que estamos ante un fenómeno de fuerza mayor, donde no tenemos el control por más que lo intentemos.
Por lo tanto vamos a dejar claro lo siguiente, y es que en bolsa existen subidas más o menos prolongadas, pero nunca ha existido ni existirá la subida eterna, como podríamos imaginar en las retribuciones de un plazo fijo en el banco, que un año podemos sacar el 5%, el siguiente el 4%, el siguiente el 5,50%, el siguiente el 0%, pero siempre sacamos algo, aunque 1 ó 2 años no nos retribuyan nada, como en la etapa actual.
Esquemáticamente podríamos pensar en un gráfico semejante al que sigue:
Este gráfico no es de la Bolsa de ningún país del mundo, dejémoslo claro. Esto lo puede conseguir el rentista que hemos conocido de toda la vida, que a base de ir al banco y presionar al correspondiente director sacaba alguna rentabilidad, unas veces mayores que otras, hasta que llegó el BCE y les reventó el negocio de ganar sin arriesgar, pues con préstamos a los bancos al 0%, no necesitan aguantar a los clientes de a pie. En la práctica en los últimos años la rentabilidad financiera de estos rentistas se ha quedado en menos del 1%, cuando no ha sido negativa y lo malo es que mientras no haya inflación, el panorama no cambiará, por más que insulten o peloteen al director del correspondiente banco.
Entonces veamos qué solución le damos a ir a la Bolsa y no perder. Dejemos claro este tema:
- Ir a la Bolsa, entrar en renta variable, sea en acciones o en fondos de inversión, y no perder no existe. El riesgo que se asume al querer tener más ganancia que haciendo una imposición en un banco, es a base de arriesgar.
- Pero que no podamos eliminar el riesgo, no significa que no podamos disminuirle o controlarle y a la larga sacar mucha más rentabilidad y de forma recurrente, que con los plazos fijos. Y con un ejemplo se entienden las ideas mejor. Supongamos un circo donde se hacen ejercicios de trapecio. Es evidente que realizar ejercicios de trapecios son saltos arriesgados. Veamos dos opciones. La primera, para evitar las caídas mortales, ponemos el trapecio a 2 metros del suelo, con lo que efectivamente si se caen los trapecistas saldrán vivos, pero tienen el inconveniente de no poder realizar los giros porque están tan pegados al suelo que no les permiten lucirse.
- Otra opción es poner el trapecio a 15 metros o lo que el techo nos permita, pero para que en caso de fallo de algún trapecista ponemos una red por debajo o cogerlos con un arnés.
Esto está inventado y gracias a lo cual los hombres del circo pueden lucirse y no arriesgar demasiado su vida. Pues bien, esto es lo que conseguimos cuando seguimos a un sistema de detección de cambios de tendencia, más o menos fiable y más o menos experimentado como puede ser el LUMAGA SYSTEM o infinidad de ellos que existen en el mundo, unos públicos y otros privados que no los dan a conocer y que los utilizan gente anónima que gana mucho dinero invirtiendo sistemáticamente todos los días o cuando les apetece. El día que el LUMAGA SYSTEM consiga vender en los máximos y entrar en los mínimos será la releche y pediremos que nos apoyéis para que nos concedan el Premio Nobel de la Bolsa, pero de momento nos conformamos con salir cerca de máximo y entrar cerca de mínimos y en ese empeño algo vamos mejorando con el paso de los años. Si alguien quiere ver nuestros últimos movimientos que entre en nuestros gráficos.
Llegados a este punto vamos a intentar desmitificar el “no vendas porque vas a largo plazo” que siempre nos tratan de vender los bancos a los inversores que se quedan viendo como bajan sus ganancias, a veces de más del 40% y que si quieres arroz Catalina, que su gestor de cartera no ha movido ni un solo dedo.
El “no vendas porque vas a largo plazo”, es en el mejor de los casos un autoengaño, es aquello que se cuenta de Juana la Loca paseándose por media España con el cadáver de su marido Felipe El Hermoso ya pestilente y diciendo, no molestéis a mi señor que está dormido, y como era la reina nadie le decía la verdad para no molestarla.
No se puede caer en el autoengaño, porque las bajadas cuando llegan pillan todos por igual y no preguntan a los inversores a qué plazo vas. Si le dices voy a corto plazo, pues toma bajada, pero si le contestas voy a largo plazo, no pasa nada, sigue con tu inversión que no te van a bajar tus valores liquidativos. Esto no es así, cuando llegan las bajadas hay que salir cuanto antes, pues como no preguntan, el destrozo de las carteras pueden ser de dañarlas para muchos años, pues bajadas del 60%, no se recuperan al año siguiente, y aunque se pudieran recuperar tampoco está justificada la permanencia, pues no tenemos obligación alguna de padecer las bajadas. Que las padezcan las manos fuertes que son quienes las provocan, aunque ya sabemos que las manos fuertes se salen del barco los primeros. No tienen pudor de que los vean salirse como ratas de barco que se hunde, lo primero es salvar el dinero y lo segundo explicar con qué intención fuimos a la Bolsa, si a corto o a largo plazo, que no conozco la obligación de explicarlo.
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Nuestro lema sigue siendo: Las Bolsas son impredecibles, pero nunca anárquicas.