Pablo ha vuelto. Ceño fruncido sobreactuado. Indignado. Indignadísimo. Madrileño y antifascista como nunca. “Están pasando cosas muy graves en este país”, le espetó a Cintora en TVE. ¿Pandemia, colapso sanitario, muerte y desolación? ¿Cuatro millones de parados y un millón en el alambre? ¿Cuarenta por ciento de desempleo juvenil?¿Quiebras masivas de autónomos y empresas? ¿Desahucios? No. “La ultra derecha y la ultra ultra derecha haciéndose fotos con la estatua vandalizada de Largo Caballero, ensalzan los gobiernos de la dictadura…” Alguien tiene que decir la puñetera verdad: “Derecha criminal”.
Conoce su talento, se sabe mejor. Él solito, ex nihilo, puso en jaque la hegomía del PSOE. Mesiánico, magnánimo renuncia a la vicepresidencia segunda del Gobierno que le dijeron imposible. “Sí se puede, que me lo digan a mí”. Su misión redentora no es hacer que Unidas Podemos obtenga más del cinco por ciento del voto para no quedarse fuera de la Asamblea de Madrid, sino liberar a los barrios humildes y a la clase trabajadora del fascismo.
De su paso por el gobierno de la nación ha aprendido que el ejecutivo no tiene todo el poder, como sí lo tenían Iósif Stalin o Mao Zedong.
Él no es un burócrata taciturno que pudo evitar muertes en las residencias de ancianos o liderar un plan ambicioso desde la administración central con fondos europeos y en colaboración publico-privada para medicalizar, modernizar, digitalizar…; en definitiva, para mejorar la vida de nuestros mayores, de ‘los más vulnerables’. Demasiado prosaico. Él prefirió ver series para dar giros de guión, dejarnos a todos boquiabiertos y de paso meterle el dedo en el ojo a Errejón.
Pablo es un gurú. No le gusta trabajar. Pero su carisma y su mensaje movilizan lo mejor de la sociedad oprimida. Son fuente de liberación. Un líder genuino lleno de buenos sentimientos y sin apego al cargo.
“La gente de izquierdas (la buena gente por su condición de víctima) no entendería que compareciésemos desunidos para desalojar al abyecto trumpismo del gobierno de la Comunidad”.
Un inciso para que no quepa la confusión: Biden autorizó bombardear Siria con misiles sin plásticos contaminantes y con sesgo de género. “No todos somos iguales”.
Para sorpresa de la empoderada Isabel Serra, la también empoderada Mónica García le hizo la cobra a la propuesta humilde e integradora de Pablo con la aprobación de Íñigo. ¡A ellas un hombre no les dice lo que tienen que hacer aunque les cueste el fascismo!
Pablo no lo entiende: ”No es tiempo para vendettas. Está en juego que la vivienda sea un derecho o un bien de mercado”. Pablo es taxativo al respecto.
Consecuencias políticas
Sánchez e Iglesias dormirán mas tranquilos. Dos narcisos conviven mal. El gobierno de coalición terminará la legislatura porque aprobaron unos presupuestos con una mayoría a la que Iglesias contribuyó decisivamente. El gobierno verá mermada su capacidad de interlocución con los partidos antifascistas a los que Pablo sabía seducir.Tanto mejor. Giro al centro. “Lo que perdamos por un lado seguro que lo ganaremos en tranquilidad en los Consejos de Ministros”.
Elecciones en Madrid
La audaz jugada de Iglesias no tiene lógica política sino personalista a pesar de la renuncia. Tendrá una consecuencia positiva, y no menor, para sus intereses: la supervivencia de UP en Madrid. Y si se quiere, la puntilla definitiva a Ciudadanos. Incluso puede que en su personalísimo duelo de testosterona con Errejón no le vaya mal. Será todo su consuelo.
Él sabe que con su candidatura ha reforzado la mayoría de Ayuso, que incluso podría Gobernar sin VOX. El voto útil será arrollador. Pero no le importa. No puede renunciar a ser el héroe de la resistencia aunque sus amigos gays "estén pensando en emigrar a Valencia" si las dos mujeres de la derecha ganan en votos.
Prefiere ser un diputado raso de la región y brillante tertuliano ex profesor de Universidad y eterno revolucionario. Peter Pan. Combativo y victimizado luchando "por una sociedad y un futuro mejor para nuestros hijos". Sin una sola acción, pero deseándolo muy muy fuerte mucho.
