Hoy ha sido el dato de confianza del IFO,
que no ha sido malo, sino lo siguiente, lo que ha puesto a los mercados
mirando al norte. Cierto es que durante un rato estuvieron sopesando la
posibilidad de que a lo mejor no era buena idea celebrar la victoria de
los partidarios de los estímulos antes de que realmente la consigan,
pero finalmente se lanzaron de nuevo en plan Buzz Lightyear, “hasta el
infinito y más allá”.
El efecto más inmediato de esta renacida confianza en que
la UE va a cambiar de políticas es el alivio de la presión sobre las
deudas periféricas. La prima de riesgo española coquetea con los 300
puntos y ha cerrado en 305, en tanto que el bono a diez años ha cerrado
en el 4,29%.
Eso sí, hay que matizar porque he escuchado al presidente del
Gobierno muy crecido esta mañana en el Congreso. No se trata de una
mayor confianza de los inversores en España, ni mucho menos.
Evidentemente, si las cosas fueran de otra manera estarían dando cera y
no lo hacen, pero el fenómeno es general e incluye a una Italia sin
Gobierno que ya me contarán ustedes qué confianza despierta.
Así que, estimado Mariano, mejor que te tires de la moto porque los
mercados no confían en ti ni poco ni mucho. Confían en ti exactamente lo
mismo que en un primer ministro italiano al que nadie consigue nombrar.
Como presidente del Gobierno dejas mucho que desear, pero como vendedor
de burras, la verdad es que hay que reconocerte cierto mérito.
Y ahora dejemos al presidente descansar un rato y vayamos a lo que
puede venirnos encima. ¿Alguien pondría la mano en el fuego apostando
porque la UE va a virar con una mínima rapidez desde la política de
tijeras afiladas de Frau Nein a una suerte de “Bienvenido Mr. Euro”? Yo,
desde luego, no pongo la mano en el fuego.
Es más, no apostaría ni un céntimo por la rebaja de tipos de interés
en mayo, que es el primer paso que esperan los mercados. No veo a Draghi
en plan desafío total. Para que este tipo haga algo así, antes tiene
que recibir las bendiciones de Frau Nein y su acólito Schauble. Y Merkel
anda callada y lo que dice su esbirro, la verdad, es estremecedor. Se
dedica aún a defender al holandés rebuznante y a volver sobre el asunto
del modelo de rescate chipriota.
En el esquema encaja mucho mejor un amago sin dar, dos cumbres
europeas fracasadas y por fin un compromiso que no obliga a nada pero
que supone que en 2017 los bancos serán fiscalizados por una autoridad
única e independiente. Y, por supuesto, este acuerdo solemne no llegaría
antes del verano.
¿Aguantarán los mercados tanto tiempo? Honradamente, creo que no. Y
aún más. Si las alegrías de estos días se tornan tristezas se quejarán
con mucha mayor vehemencia de la demostrada ahora al alza. Volverán a
ser los “malditos especuladores” de los que nadie se acuerda ahora a
pesar de que especulan con que ocurrirán cosas que no han ocurrido aún.
Por eso, les pido encarecidamente que no se dejen llevar por las
apariencias y que extremen más que nunca las precauciones. Los mismos
que han levantado el vuelo pueden dejarnos caer en picado en una mañana.
Lo han hecho más veces y no van a dudar en volver a hacerlo si se
sienten decepcionados. Y Europa es especialista en decepcionar a los
optimistas. Si será suya que ha decepcionado ya hasta a los pesimistas