En teoría, cuando llega el momento de lanzar una operación la cosa
debería ser bastante sencilla. Nuestro sistema nos da señal en un punto
dado y nosotros únicamente tendríamos que introducir la orden de entrada
en el broker y esperar pacientemente a ver si se ejecuta o no.
Por supuesto, esa es la teoría. Cuando estamos en el mundo real, entra
en juego otro factor muy importante en el trading: nuestra propia
psicología. A pesar de que el sistema nos diga que tenemos que entrar,
será la psicología la que finalmente nos ayude a confirmar la operación o
a desecharla.
Esto tiene una parte buena y otra mala. La buena es que, si somos unos traders experimentados y consistentes, entonces nuestra intuición nos ayudará enormemente a seleccionar las mejores operaciones
de entre todos los setups que se nos presenten (por eso los traders
profesionales obtienen mejores resultados que los sistemas automáticos).
La parte mala es que, si nos encontramos en un momento en que hemos perdido parte de nuestra confianza, entonces la psicología nos impedirá ejecutar el trigger
por mucho que hayamos encontrado un setup que en cualquier otro momento
consideraríamos óptimo (por eso los traders aficionados obtienen peores
resultados que los sistemas automáticos).
Como ejemplo, comentamos lo que nos ocurrió el otro día con el Oro. Hay
que tener en cuenta que veníamos de tener dos operaciones perdedoras
previas en este activo. El 15-noviembre identificamos que el precio
había entrado en un pequeño rango lateral que se estaba apoyando sobre
la directriz bajista. Por tanto, teníamos un claro setup de operativa
bajista.
En ese momento fuimos conscientes de que lo que debíamos hacer era
introducir nuestra orden de entrada bajista en el nivel 1.288, tal y
como indicaba el sistema. Sin embargo, no lo hicimos así. Lo peor de
todo es que también fuimos conscientes de que no tomábamos la posición
porque teníamos miedo de que el trade no saliese bien y tuviésemos una
tercera pérdida consecutiva en el Oro. Aquí vemos lo importante que
puede llegar a ser la psicología.
¿Qué ocurrió después? Pues que el precio siguió bajando, sin llegar a
acercarse nunca al nivel donde hubiésemos situado el stoploss (por
encima del rango lateral). De hecho, el 20-noviembre se hubiese
alcanzado el target de la operativa, situado en el nivel 1.248,
completando un trade de +40 dólares por lote.
Por tanto, teniendo en cuenta que la entrada propuesta era con 80 lotes,
nuestro miedo nos hizo perder un total de +2.300 euros (lo que gana un
empleado en un mes). Esto es un ejemplo de cómo dos errores previos nos
pueden hacer cometer un tercer error.
Es muy fácil no tener miedo cuando las cosas nos van bien. Lo complicado es mantenerse psicológicamente frío tras haber sufrido 3 ó 4 pérdidas seguidas.
No podemos permitir que los errores anteriores nos impulsen a cometer
nuevos errores. Ahí es donde se nota la diferencia entre los traders
consistentes y los que son simplemente aficionados. No hace falta decir
en qué grupo estuvimos nosotros en el momento de abrir esta operativa.
En nuestro caso, intentaremos que el análisis de esta situación nos
ayude a evitar que el miedo vuelva a aparecer en el futuro. O si
aparece, que al menos tenga una intensidad tal que nos permita
controlarlo y no nos impida operar con normalidad.
Pues nada, esperamos que si os ocurre esto mismo a vosotros seais
capaces de detectarlo y de controlarlo. Y si no os ocurre, pues
enhorabuena y os deseamos que no os veais nunca en una situación como
esta.
Saludos.