Por desgracia, hoy el protagonismo no está en los gráficos, índices, divisas, bonos o acciones, sino que está en los atentados de ayer en Barcelona. Desde aquí nos unimos al dolor que están sufriendo las familias y amigos de las víctimas y condenamos el terrorismo islámico que nos acecha desde hace varios años.
Esta mañana las bolsas europeas han abierto con correcciones superiores al 1%, y realmente no sabemos cuanta parte de culpa tienen los atentados y cuanta la situación de las bolsas de Estados Unidos, que ayer sufrieron también fuertes correcciones. Y es que ayer el S&P500 vivió la segunda peor sesión del año, en una jornada en la que se cerró en mínimos del día y claramente por debajo de la media de 50 sesiones que estaba sirviendo de soporte desde la victoria de Donald Trump en noviembre del año pasado. En el siguiente gráfico podemos ver cómo esta directriz alcista iniciada en noviembre (en azul) y la media se perdieron al cierre de ayer. Si bien es verdad que la semana pasada ya se perforaron, la recuperación rápida de esta semana nos hacía pensar que la corrección vivida por culpa de la tensión entre EE.UU. y Corea del Norte era una simple corrección que generó oportunidad de entrada. Pero esta nueva tragedia, unido al escaso volumen del mes de agosto, está provocando de nuevo correcciones, por lo que situamos el soporte del S&P500 en la directriz alcista iniciada tras el Brexit y que coincide además con la media de 200 sesiones (nivel entre 2.350 y 2.400 puntos).
Evolución del S&P500.
Estamos hablando de que pueden haber correcciones adicionales del 3% en el S&P500 hasta un soporte muy importante en el que entendemos que debería volver a entrar dinero (en el caso de que se llegase al mismo). Ni estamos seguros de que se alcance este soporte, ni tampoco este escenario de caídas es tan abrupto como para reducir drásticamente los riesgos en renta variable. Creemos que esta tendencia alcista iniciada tras el Brexit debería mantenerse apoyada en la situación macro actual, así como en los resultados empresariales. De mantenerse este canal alcista (el dibujado en verde), tendríamos una proyección para el S&P500 a final de año entre 2.500 y 2.700 puntos, lo que daría un objetivo de revalorización entre el 2.8% y 11%.
En cuanto al Ibex 35, esta mañana ha sido el que ha abierto con mayores caídas y se ha girado al alza en niveles cercanos a los mínimos de la semana pasada. En el gráfico podemos ver que, al igual que el S&P500, presenta el soporte principal en la directriz alcista iniciada tras el Brexit (línea verde), que coincide con la media de 200 sesiones. Este soporte se sitúa en 10.100 puntos y la proyección de esta directriz a cierre de año nos daría un objetivo mínimo del Ibex (evidentemente si la directriz se mantiene) de 10.800 puntos. Así que, al igual que en el S&P500, no parece que estemos en un punto en el que se deban deshacer drásticamente los riesgos en cartera.
Y es que por desgracia o por fortuna, los últimos atentados del terrorismo islámico en Europa no están afectando a la tendencia de los mercados y ni tan siquiera la reacción dura más de una o dos sesiones. Los que venden con la noticia se terminan dando cuenta de que han salido del mercado en mal momento y tienen que volver a entrar a precios más caros.
No obstante, sí que la volatilidad está repuntado en la última semana. El denominado índice del miedo VIX (volatilidad implícita del S&P500) ha repuntado un 50% en las últimas jornadas y se sitúa en zona de máximos anuales, aunque en términos históricos siguen siendo volatilidades muy bajas. En el siguiente gráfico podemos verlo en la parte inferior mientras que en la superior está la evolución del S&P500. Si el VIX se estabiliza o corrige en el nivel actual, podemos asegurar que la corrección ha sido una magnífica oportunidad de compra. Hemos señalado en el gráfico todos los máximos del VIX y vemos que han coincidido con los mínimos del S&P500, lo que nos da pie a decir que los mejores momentos de entrada son los de mayor volatilidad y no lo contrario.
No obstante, entendemos que tras las noticias de la semana pasada y las de esta, unido al periodo estival en el que nos encontramos, los ahorradores o inversores decidan reducir riesgos en su cartera. La recomendación no sería tanto vender y dejar el dinero en liquidez, sino más bien apostar por acciones de baja volatilidad. En periodos de incertidumbre bursátil, este tipo de valores suelen servir de refugio para los inversores y, por tanto, se comportan mucho mejor que los índices, y sobre todo mucho mejor que las acciones más cíclicas o las más arriesgadas (de mayor Beta). En el siguiente gráfico comparamos la evolución del S&P500 (-2%) frente al índice de pequeñas compañías Russell 2000 (-6.3%), el S&P500 de baja volatilidad (+0.16%) y el S&P500 de alta beta (-6.28%). Claramente las compañías de menor beta se han comportado mucho mejor que el índice y las más arriesgadas.
Pero es más. Quizás podríamos pensar que si apostamos ahora por defensivas o compañías de baja volatilidad, no participaríamos de la subida del mercado si la corrección es una oportunidad de entrada y las bolsas se giran al alza, pero se demuestra que no es así. Incluso en los últimos años en los que el S&P500 ha sido claramente alcista, el índice S&P500 low volatility ha generado magníficos rendimientos, casi calcados a los del S&P500 y a muy corta distancia del índice HIGH Beta, tal y como se aprecia en el siguiente gráfico.
Rentabilidades similares y un riesgo muchísimo más bajo sin duda nos hace pensar que estar en bolsa en acciones de baja volatilidad tiene bastante sentido. En el periodo comentado dese inicio del 2009, la volatilidad anualizada del S&P500 ha sido del 16.88% frente al 12.32% del Indice Low volatility, y nada menos que de un 31,80% del índice de High Beta. Donde realmente se aprecia esta menor volatilidad es en las fases bajistas de la bolsa. Si al gráfico anterior le unimos ciclos bajistas, el resultado a favor de las acciones de baja volatilidad es asombroso. En el siguiente gráfico comparamos la evolución de los tres índices desde inicio del año 2000. Ahí se combinan dos fases bajistas de las bolsas con dos fases alcistas. Las acciones de baja volatilidad multiplican por dos el resultado del S&P500 y por 20 a las acciones de alta beta. Rentabilidad anualizada del 10.23%, 5.04% y 0.55% respectivamente.
Así pues, dos conclusiones podemos obtener de la volatilidad, que puede jugar a nuestro favor. Repuntes de volatilidad a corto plazo son oportunidades de entrada y sobre todo, la volatilidad juega a nuestro favor a largo plazo si tenemos en cartera acciones con baja volatilidad que nos protegen de las caídas para partir en los momentos de las subidas de un patrimonio mayor.
El artículo original se encuentra en el Blog de Unicorp Patrimonio S.V.
(http://blog.unicorppatrimonio.es/)