Uno de los activos que mejor mide el apetito por el riesgo son los spreads de la deuda corporativa. Cuando estos se amplían, lo que están descontando es un mayor riesgo de impago de los emisores, y cuando se estrechan muestran mayor confianza en la capacidad de pago. Al igual que la renta variable ha corregido con fuerza a lo largo de este año, los diferenciales de crédito se han ampliado con fuerza. Pero como se puede ver en los siguientes gráficos, estos spreads de deuda corporativa se han girado a la baja (han vuelto las compras) en niveles muy inferiores a los máximos de 2016 y son niveles que coinciden con la zona de mínimos de 2015-2017.
En el siguiente gráfico comparamos la evolución de los spreads de crédito de la deuda High Yield europea a cinco años y de los bonos subordinados financieros a cinco años. Ambos se han girado a la baja este mes en niveles que han servido de soporte y resistencia de los últimos años.
Los anteriores miden un poco la inversión de más riesgo en bonos en euros (deuda subordinada y Hihg Yield). En los bonos de más calidad crediticia (menos arriesgados) el comportamiento es similar. En el siguiente gráfico vemos el comportamiento del spread medio de los bonos de grado de inversión en euros (hasta BBB-) y de la deuda financiera senior. Ambos índices han repuntado con fuerza este año pero se han quedado muy lejos de los máximos alcanzados en las tres correcciones de 2016 y también se han girado a la baja en zona de soporte y resistencia de los últimos años.
Lo que indican estos índices es que en la renta fija no se aprecia el mismo miedo a un empeoramiento de la situación de las compañías cotizadas a medio plazo que en los índices de renta variable. Quizás es realizando el mismo estudio en los spreads de la deuda corporativa de las compañías de Estados Unidos donde mejor se aprecia lo que queremos exponer en las claves de hoy. En el siguiente gráfico vemos que los spreads tanto de high yield (verde) como bonos rating A (naranja) y BBB (blanco) han ampliado este año pero continúan claramente la tendencia bajista iniciada en 2016. Y también estas últimas jornadas han vuelto las compras en la deuda corporativa (el índice corrige).
Es la línea verde que mide el diferencial de High Yield la que mejor muestra la mejoría de este mes de la sensación de riesgo. El índice corrige con fuerza estas últimas jornadas y ya está casi en mínimos anuales, lo cual indica que hay mucha menor sensación de pánico este año en la renta fija que en al renta variable. Desde estas claves siempre hemos defendido que los inversores de renta fija tienen mejores "pistas" de la situación y perspectivas del mercado puesto que es un mercado más institucional y barajan más datos.
Para terminar de defender que hay menos sensación de riesgo en la deuda que en la renta variable, vamos a introducir en el estudio el comportamiento de la volatilidad implícita del S&P500 (medido por el VIX) que es uno de los principales indicadores de miedo. En el gráfico siguiente comparo la evolución de los spreads de crédito junto al VIX. En la parte inferior vemos la evolución del S&P500 y se aprecia que todas las fases bajistas o de debilidad del S&P500 han coincidido con fuertes repuntes del VIX (morado) y de los diferenciales de crédito de la deuda corporativa (azul y naranja). Sin embargo, este año es el único en el que el VIX ha repuntado mientras que no lo hacen los diferenciales de crédito.
Es decir que los inversores de renta fija no consideran que la situación macro y micro haga peligrar la capacidad de pago de las compañías cotizadas. Por tanto, no hay tanto "miedo" por parte de los inversores de renta fija de Estados Unidos y de Europa. Así que estos indicadores son una muestra más que apoyaría que las correcciones que hemos vivido en la renta variable son un mero alto en el camino dentro de la tendencia alcista de largo plazo de los activos de riesgo.
El artículo original se encuentra en el Blog de Unicorp Patrimonio S.V.
(http://blog.unicorppatrimonio....)