La semana pasada, en el repaso de los principales índices bursátiles para ver hasta dónde habían corregido por la crisis de la lira turca, veíamos que los emergentes evidentemente eran los índices bursátiles más castigados. Comentábamos el jueves que "entre los niveles actuales y los soportes comentados, los inversores de corte más especulativo irán tomando posiciones en estos mercados para aprovecharse de las correcciones".
Si actualizamos el gráfico vemos cómo esta semana el MSCI Emerging Markets está rebotando y recupera prácticamente todo lo perdido la semana pasada.
Está por ver si este rebote es sólo por el cierre de posiciones cortas, si son entradas meramente especulativas que volverán a salir a las primeras de cambio o si realmente es el inicio de un nuevo tramo al alza tras haberse eliminado toda la sobrecompra que marcaban los indicadores (RSI en la parte inferior) tras las fuertes subidas desde inicio de 2016 hasta inicio de este año. Tal y como indicaba hace unos días Angel Martín en un artículo publicado en Inbestia, hay indicadores de riesgo que sí que daban señales de una extraordinaria oportunidad financiera en la apuesta por los mercados emergentes.
En ese artículo, el autor habla del extraordinario repunte que ha habido en la volatilidad de las divisas emergentes, en contraposición con las divisas del G7. En el siguiente gráfico vemos la evolución de ambos índices de volatilidad. En los 10 últimos años, tanto la volatilidad de las divisas del G7 como de emergentes se ha movido de forma muy coordinada.
Sin embargo, vemos cómo este año, el temor a la guerra comercial y los episodios de la crisis económica de Argentina, Venezuela y Turquía han disparado la volatilidad de las divisas emergentes, mientras que las del G7 se mantienen en zona de mínimos históricos. Así pues, el diferencial entre una y otra volatilidad se ha ido a máximos históricos, niveles que se alcanzaron en el año 2002 y 2008, tal y como se puede apreciar en el siguiente gráfico. En este gráfico comparamos la evolución del MSCI Emerging Markets (parte superior) con el ratio de volatilidad de ambos mercados de divisas (parte inferior). Así, cuando la volatilidad de las divisas emergentes es menor que las del G7, el ratio es inferior a 1, y cuando es superior, el ratio se dispara por encima de 1. Actualmente está en 1,6 veces, niveles sólo alcanzados en el año 2002 y 2008, que tal y como se aprecia en la parte superior del gráfico, han sido los momentos de máxima oportunidad financiera en este mercado.
Sin embargo, este repunte de volatilidad en el mercado de divisas no parece haberse trasladado a los activos financieros emergentes. En el gráfico vemos que, aunque efectivamente el MSCI Emerging Markets ha corregido estos últimos meses, en poco se parece a las vividas en el 2000-2002 y 2008-2009. Aquellas tuvieron mucha mayor profundidad. Parece que hay demasiada complacencia en los mercados y el fuerte apoyo de los bancos centrales sigue provocando que las correcciones tengan menor profundidad. Además, las compañías cotizadas en los mercados emergentes tienen muy poco que ver con las que cotizaban hace sólo unos años. Hoy vemos que Huawei vende más móviles que Apple, o que Alibaba vale más en bolsa que Goldman Sachs y fue capaz de vender en un solo día (día del soltero en China) productos por importe de 21.720 millones de euros.
Por tanto, no debemos ver a los mercados emergentes con los mismos prejuicios con los que se observaban antes de la crisis financiera. A día de hoy no se le exige la misma prima de riesgo a estos mercados como se le exigía hace 10 o 20 años. Quizás la mejor forma de medir la prima de riesgo que ofrecen los emergentes es comparar la rentabilidad de los bonos emitidos en dólares por estos países, frente a la rentabilidad del bono americano a 10 años. En el siguiente gráfico vemos cómo la rentabilidad del índice Bloomberg Barclays Emerging Markets Bond Hard Currency (bonos emitidos en dólares) alcanza niveles del 6%, similares a los que ofrecía a principios del 2016.
Pero como la rentabilidad de los bonos americanos también ha subido con fuerza desde 2016, vemos que la prima de riesgo de bonos emergentes (en azul en siguiente gráfico) se sitúa a medio camino entre la base y techo del canal de los últimos años. Ahí se aprecia que una prima de riesgo del 4%-4,5% ha marcado los momentos de máxima oportunidad financiera, mientras que una prima de riesgo en torno al 2% ha coincidido con techos del mercado de renta variable (el MSCI Emerging Marktes en negro en el gráfico).
Por tanto, la volatilidad del mercado de divisas está marcando un momento de máxima oportunidad financiera según la teoría de la opinión contraria, que explica que estas oportunidades llegan cuanto mayor es el pánico en los mercados. Pero las primas de riesgo de la renta fija no confirman esta señal. Se pueden ir tomando posiciones sin duda en estos mercados, pero conscientes de que quizás el momento de pánico aún no ha llegado, es decir, que podrían venir correcciones adicionales. Es decir, ir tomando posiciones con horizonte temporal de más largo plazo, pero seguir viendo correcciones en este mercado como oportunidad de compra, porque, como hemos comentado, los emergentes de hoy no son lo que eran. En una cartera de inversión diversificada, sin duda los emergentes deben ocupar su lugar, sobre todo tras correcciones como las que se han vivido estos últimos meses.
El artículo original se encuentra en el Blog de Unicorp Patrimonio S.V.
(http://blog.unicorppatrimonio....)