Uno
de esos días de la marmota que vivimos durante el confinamiento del año pasado,
resulta que me sucedió lo siguiente:
Me
despierto, abro un ojo y miro hacia la puerta, puerta que cuando duermo está
siempre echada para allá, no cerrada, pero casi, casi, casi.
Miró
y no se ve que entre ni una pizca de luz, así que me digo, buenuuu, todavía
falta sabe Dios cuanto para que suene el despertador.
Yo
sólo duermo bien boca arriba, de lado
nada y boca abajo pues tampoco, en este último caso, no sé cómo me las apaño,
pero suelo despertarme con un dolor en el cuello, así que duermo boca arriba,
pero de vez en cuando hago excepciones.
Y
esta vez hice una de esas excepciones, me sentí bastante despierto y pensé que
tal vez faltaba una media hora o así para que sonara el despertador y en
aquellas fechas a esa hora ya asomaba luz por la puerta echada para allá.
Como
estaba o parecía estar, demasiado despierto para dormir algo más boca arriba,
decidí intentar dormir algo más boca abajo.
Insisto
en que estaba perfectamente despierto, detalle a tener en cuenta por lo que
sucederá a continuación.
Me
doy la vuelta en la cama, me pongo boca abajo, recordando que lo más seguro es
que si duermo un pelín más, seguramente me despierte con algo de dolor en el
cuello.
No
tenía ganas de pensar en nada, ya bastante pensaba durante el día en aquellos
días “extraños” o “estrambóticos”.
El
caso es que no quiero pensar nada más, quiero dormir un pelín más antes de que
suene el despertador, me digo a mí mismo:
-Calla
la boca pavito, mira la oscuridad y no la pierdas de vista.
Este
es mi gran truqui para dormir en cualquier situación y pase lo que pase.
Sólo
me dio tiempo de pensar esto, tras
apoyar mi carita en la cama, boca abajo, cuando SUCEDIÓ.
Allí
estaba yo, con los ojitos cerrados, mirando la oscuridad para volver a quedarme
sopa, cuando de repente noté VIENTO, en la cara, fue como si soplara una
especie de ventilador en mi cara, el aire no era ni frío ni caliente, creo que
duró como diez segundos, estuve consciente todo el tiempo, alucinando, tranquilo,
eso sí, pero con los ojos cerrados mientras duró esta historia.
Los
tuve cerrados, porque supe de alguna manera, que algo o alguien estaba soplando
ese viento hacia mi carita.
Cuando
terminó, analicé esto por todos los lados y lo califiqué como una de las cosas
más raras y paranormales que me han sucedido en la vida.
Tras
unos minutos, abrí mis ojitos.
Yo
tengo los ojos alelados, eso significa que veo borroso, por delante y a los
lados (risitas enlatadas), vi perfectamente como por el pequeño espacio que dejaba la puerta
echada para allá, asomaba un poquito de luz, luz que yo veía borrosa, pero la
veía.
La
puerta estaba como siempre, no se había abierto.
Me
levante y examiné todas las ventanas y todas estaban cerradas, lógico y normal
pavito, ¿Qué esperabas que se abrieran solas?.
El
caso es que no le encontré ninguna explicación de tipo racional.
¿Le
ha pasado a alguien algo de este estilo?.
Me
quedaron y me siguen quedando un montón de dudas.
¿Qué
era ese viento? ¿Qué o quién sopló ese “viento” en mi cara?, Y si alguien o algo hizo esto, ¿con qué
intención?.
¿Fue
una especie de fallo mental?, ¿algo que se inventó mi mente?.
Cuando
me levanté de la cama, tuve la sensación de que algo nuevo había entrado en mi
cerebro, pero ese algo, era algo , en algún sentido, bueno para mí.
¿Por
qué esta sensación?
¿Qué
pasó?