Es tiempo de quinielas: ¿Subirán los tipos de interés? ¿Bajará la bolsa? Y así. No nos cansamos de repetir que nadie lo sabe: La tasa de acierto de los expertos es similar a lanzar una moneda a cara o cruz (múltiples estudios al respecto lo siguen demostrando). Pero da confort escuchar a un experto hablando del futuro, por lo que se ve.
Lo que sí sabemos es que desde 2009 las economías de los países desarrollados (primero EE UU, ahora Europa, Reino Unido y Japón) viven con la respiración artificial que les dan los bancos centrales, que siguen inyectando cantidades astronómicas de dinero cada mes.
Y también sabemos que la relación entre mercados, economía y bancos centrales es de mutua influencia, por eso los mercados vigilan a los políticos y viceversa. En la última reunión de Jackson Hole, el mensaje fue claro: Nada ha cambiado y hay que seguir vigilantes. ¿Qué ha significado esto, los últimos años? Tres cosas:
- *Renta fija imparable: La presión de los bancos centrales comprando cualquier emisión (mejores y peores) ha hecho subir los precios de los bonos y bajar sus rentabilidades, ya que un emisor con comprador asegurado no tiene estímulo para pagar más.
- *Presión hacia la renta variable: La ausencia de rentabilidad en la renta fija aboca al inversor a la renta variable, pero sin compromiso. Han sido las propias empresas las que han empujado los mercados recomprando sus propias acciones para mejorar su ratio de beneficios por acción.
- *Inaudita sensación de seguridad: Se han batido todos los récords relacionados con la baja volatilidad, con rangos de movimientos minúsculos y todos los sustos superados con éxito, educando al inversor a que son oportunidades.
Ante un entorno tan dependiente de las decisiones políticas, seguimos recomendando invertir en economía real y recuperar el control de lo que hacemos; y siempre que sea posible a través de fondos para reducir nuestro riesgo diversificando.
Un ejemplo son los fondos de deuda directa, que sustituyen eficazmente a los bancos para financiar a empresas no cotizadas y nos ofrecen rentabilidades muy estables, poco sensibles a los ciclos económicos. Incluso podemos encontrarlos con garantías hipotecarias.
TensionesOtro ejemplo son los fondos de private equity, que invierten en el capital de compañías no cotizadas con enfoques muy variados y suelen tener objetivos de rentabilidad de doble dígito. En ambos casos, la clave es la selección del equipo gestor.
Pero no todo es economía, los últimos cinco años estamos teniendo que añadir interrogantes nuevos dentro y fuera de España: ¿Qué pasará con Cataluña y el 1-O? ¿Seguiremos sufriendo atentados yihadistas en nuestras ciudades? ¿Hemos hecho mal en no tomar en serio a Kim Jong-un?
Historia viva, ocurriendo mientras hablamos. Sociedades cambiando para siempre. Y un mercado que ha aprendido a digerir los acontecimientos al mismo tiempo que ocurren, sin inmutarse, anestesiados por el dinero inyectado por las autoridades monetarias. Como en un coche insonorizado, sin sensación de peligro por muy rápido que vayamos.
Alejandro Martínez es socio director de inversiones y cofundador de EFE & ENE Multifamily Office
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