Hablemos claro, el MAB se ha enfrentado en los últimos meses a una crisis sin precedentes que ha puesto en entredicho la credibilidad de todos los que de un modo u otro tienen un rol en el Mercado: empresas, regulador, Asesores, auditores y…analistas también. Lamentablemente todo el Mercado ha quedado bajo sospecha.
Situamos el inicio del Tsunami el 1 de julio de este año con el informe de Gotham City sobre Gowex. El ya famoso documento que sacó a la luz que la empresa, con su CEO al frente, había estado falseando las cuentas durante años sin que nadie fuera capaz de juntar las incoherencias y sospechas que iban apareciendo alrededor de la empresa cada vez con mayor asiduidad, para detectar una estafa de tal magnitud.
Parece que haya pasado mucho tiempo, pero la realidad es que no han pasado ni 5 meses. En este escaso periodo pero, el mercado ha aplicado con total contundencia la inexorable ley del péndulo y ha pasado de la subida constante a penalizar de forma muy dura todas aquellas empresas que, sin tener nada que ver con las prácticas de Gowex, han sido poco o muy poco cuidadosas con la gestión de la información y en particular con la manera de explicar los datos financieros y la evolución de la empresa. Ahí tenemos los casos del informe del País sobre Facephi, los artículos de El Confidencial sobre Ebioss y el reconocimiento de Carbures de errores en sus datos financieros y su consecuente re-auditoría y suspensión de cotización.
Pero la realidad es que todas las empresas del mercado han sufrido el efecto Gowex y la evolución de la cotización desde entonces habla por sí sola:
En esta tabla no se incluyen ni las empresas que salieron con posterioridad al caso Gowex (Fachephi el mismo día del informe de Gotham, Only apartments y Euroconsult), ni las que ya estaban suspendidas entonces (Zinkia en concurso y Bodaclick en liquidación).
A excepción de Secuoya y las anteriormente comentadas, todas las compañías del MAB caen desde el estallido del caso Gowex, siendo Ebioss, Bionaturis y Neuron las más castigadas. Es evidente que parte de la comunidad inversora del MAB se ha “evaporado”. Algunos lo han hecho con la misma rapidez con la que entraron y por tanto en un momento u otro esto debía pasar. Los inversores que apostaron por el MAB de “oídas” y sin un análisis en profundidad previo de las compañías, son los primeros que han salido y posiblemente tardaran mucho tiempo en volver (si es que lo hacen...).
Aquí no podemos hablar de “confianza rota”, puesto que la manera de entrar no fue la confianza en los proyectos una vez estudiados los mismos, sino la posibilidad muy factible por aquel entonces de conseguir una buena rentabilidad en poco tiempo. Evidentemente hay mucha tipología de inversores y es complicado generalizar, pero sólo hay que tirar de redes sociales o ver algunos de los perfiles de los centenares de atrapados por el caso Gowex para hacerse una idea de que en el primer semestre de este año se generó una burbuja en el MAB que atrajo a un tipo de inversor que sinceramente no era el más adecuado.
Un vistazo rápido al siguiente gráfico sobre el índice MAB elaborado por MABIA desde el nacimiento del mercado resulta muy aclaratorio.
Resulta más preocupante el efecto en términos de confianza que ha tenido esta crisis en aquella tipología de inversor que haciendo su trabajo y entendiendo que el MAB es una inversión a medio/largo plazo y que lleva aparejada una ecuación de alto riesgo/alta rentabilidad, se ha visto afectado por una situación atípica con la que no contaban: el descrédito del mercado y la puesta en duda (para algunos) de la propia existencia del mismo.
Se trata por su naturaleza de una tipología de socio que necesita este mercado con poca liquidez y mucha volatilidad. Ya sean inversores particulares que tienen su foco puesto en las midcaps o inversores institucionales que complementan una pequeña parte de su cartera con valores en expansión y con un buen potencial de revalorización. En estos debe centrar su atención el mercado y los agentes que participan en el mismo deben esforzarse en recuperar el clima de confianza.
Las crisis son momentos de agitación que nos indican que hay que introducir cambios de forma significativa para enderezar de nuevo el rumbo. La crisis del MAB nos aporta algunas lecciones que conllevan deberes si queremos consolidar una vía de financiación absolutamente necesaria en un país con unos ratios de bancarización de los recursos que captan las PYMES para financiar sus negocios de cerca del 80%-90%.
Constaté el pasado jueves 13 de noviembre en el foro Más allá de Gowex en Sevilla, que no va a ser suficiente el paso del tiempo y la depuración de responsabilidades en el caso Gowex para que el mercado vuelva a estabilizarse. Me encontré muy buena predisposición y ánimo por parte de todo el mundo, convencidos de la necesidad del mercado y con ganas de pasar página a estos últimos meses. Es necesario pero mejorar ciertas praxis y sacar al MAB del sobrefoco mediático en el que se encuentra ahora mismo (en cuanto a malas noticias claro…). Yo lo resumo en deberes. Deberes para las empresas, deberes para el regulador, deberes para los asesores, deberes para los inversores y si… deberes también para los analistas.
Para las empresas, es más necesario que nunca ajustar sus planes de negocio y marcarse objetivos ambiciosos, pero posibles. Reenfocar el MAB como un punto de partida no como un punto de llegada y, aunque el mercado es soberano, poner siempre la cotización de la empresa por detrás de la consecución de los hitos propuestos. Pero sobretodo tienen que aplicarse a dar información, mucha información…
Información útil eso si. A menudo nos sobran Hechos Relevantes con altas dosis de Marketing que más bien podrían pasar a llamarse “Hechos que podrían ser relevantes en cuanto se firmen o confirmen”. En fin, como profesional del naming seguro que no me ganaré la vida… pero creo que el que sigue habitualmente el MAB entenderá a lo que me refiero. Algunas comunicaciones vienen cargadas de ilusión pero pueden resultar confusas para el inversor y deben ponderarse bien antes de publicarse. Casos como los de Bionaturis o de Facephi, por citar algunos, son un buen ejemplo de cómo la comunicación y la transmisión de la información puede y debe ser más precisa y darla en el momento correcto. Y no hay duda que estas mismas empresas se han aplicado y están mejorando mucho en este sentido. La experiencia es un grado…
En general, es importante que las empresas sean muy trasparentes y activas en esta materia. Cuando hay una mala noticia o un hito no conseguido hay que contarlo con la misma naturalidad y rigurosidad que cuando contamos las buenas noticias. Y si aceptamos que la acción sube con las good news, hay que aceptar que baje cuando nos encontramos piedras por el camino. Si le pedimos al inversor confianza en un proyecto a largo plazo, lo primero que debemos hacer es responder a esa confianza con información constante, rigurosa y sin caer en la tentación del marqueting contable y financiero.
Ayudaría en toda esta tarea y en otros aspectos importantes en cuanto a la trasparencia y la comunicación de las compañías, la puesta efectiva en funcionamiento de las normas de Buen Gobierno, dado que aunque algunas de las compañías del MAB las tienen establecidas pero quizá no implementadas/desarrolladas en su totalidad.
Por último, comentar que se ha debatido mucho sobre la figura del Auditor de la compañía. Un auditor no será mejor o peor por ser una Big four o una pequeña firma. En general la firma grande tiene más recursos, pero si la pequeña acepta el encargo se entiende que puede afrontar el trabajo garantizando una buena ejecución.
Si que hay algunas diferencias importantes pero. Por un lado, la visualización de la independencia del auditor es más fuerte cuando pensamos en una big four o una gran auditoría, ya que queda claro que para esta firma la empresa que cotiza en el MAB es un cliente más y en cambio para una pequeña auditoría supervisar a una empresa que cotiza en el Mercado Alternativo Bursátil supone posiblemente hablar de uno de sus principales clientes. Nadie pone en duda la independencia y la profesionalidad de cualquiera de las dos firmas, pero es evidente que la visualización de esta cambia a ojos de un tercero.
Por otro lado, cuando la empresa entra en el MAB sube un escalón muy importante en cuanto a información y trasparencia y esto suponen un cambio cultural significativo para la empresa. Empezar con un auditor nuevo, con un cierto conocimiento de empresas cotizadas y del propio sector, puede ayudar a realizar una transición más ágil y eficiente para la empresa.
Al hilo de lo anterior, ¿Qué puede hacer el Regulador respecto a la posición del auditor para recomponer la confianza en el mercado? ¿Es recomendable que se regule esta figura? ¿hay que ir con cuidado de no tomar decisiones efectistas y poco efectivas? Sin duda es un debate muy interesante y que en más de una ocasión el MAB ya ha dejado entrever que el Mercado no está para auditar a los auditores y que para ello ya hay otras instituciones.
No se trata de pedirle al MAB que haga de policía de los auditores, pero establecer algunos requisitos mínimos que debieran cumplir aquellas firmas que supervisen las cotizadas sería razonable?. ¿Sería necesaria la constitución de un registro de Auditores MAB o valdría con que se estableciesen unos baremos objetivos (experiencia, capacidad, clientes, grado independencia, alcance territorial…)?
Ya en julio de este año constatamos que más de la mitad de las firmas tenían auditores de primer nivel, con lo que uno observa que el mercado empuja en esa dirección. Quizá sería conveniente plantearse si dado las características del MAB esta norma no escrita debería regularse definitivamente.
¿La información financiera semestral debería ser 100% auditada también? …
Lo comentamos en la segunda parte de este post