La victoria de Merkel ha sido pírrica para ella y bastante negativa para Europa. Automáticamente el Plan Macron, de un gobierno fiscal único, se aleja en el horizonte al menos por cuatro años.
Merkel ha bajado del 45% al 33% de los votos, lo que la debilita definitivamente para gobernar. Su aliado hasta ahora, el partido socialista, también ha sufrido grandes pérdidas, todo lo cual ha redundado en beneficio de la extrema derecha, los liberales, y los verdes. Un galimatías de coloresendemoniado para armonizar.La extrema derecha ha conseguido 100 diputados, entre ellos extremistas más radicales que Le Pen. Son antieuropeos por excelencia. Pero ellos no van a entrar en las negociaciones para formar gobierno, lo que deja el tablero para el CDU (Merkel) los liberales, y los verdes.
Los liberales no son precisamente pro europeos, aunque en ellos lo proclamen. Sin embargo, durante la la campaña han hecho alarde de estar en contra del programa Macron, gran esperanza para cerrar los puntos débiles de la Europa financiera, que en caso de nueva crisis volverían a dejarnos inermes ante los movimientos de capitales desordenados, y una nueva crisis como la de 2011-12 no estaría descartada. Seguramente pedirán regir las finanzas; consíganlo o no, en todo caso el futuro gobierno será mucho menos europeista que el de hoy. A ello se añade las demandas de los verdes, que irán por atar en corto la industria automovilista en las emisiones de gas, que es la industria estrella de Alemania. Alemania, al contrario que EEUU o RU, ha mantenido un treinta por ciento de peso de la industria en su economía, lo que la hace fuerte en sus exportaciones. Lo único bueno es que esto redujera el excesivo superávit exterior de Alemania, del 8% del PIB. A su vez, esto podría equilibrar un poco las cuentas exteriores de la UE, ¡si es que los de extrema derecha no consiguen implementar medidas proteccionistas!
Merkel no puede dejar de intentar gobernar, porque unas nuevas elecciones le supondrían, como dice Wolfgang Münchau otra mella en sus votos.
En suma, un gobierno más debil, que echa agua sobre la posibilidad de un gran acuerdo Merkel-Macron, y nos deja más débiles antes una situación perentoria de desequilibrio fiscal. Recordemos que las deudas de muchos miembros, como España, han subido a niveles preocupantes, y los nuevos aliados de Merkel y la extrema derecha va a ser menos complaciente en reestructuraciones de deuda y financiación transitoria, incluso de los dispositivos ya existentes como el SME. Un paso atrás en la UE.
Hoy hemos oído que los mandatarios de la UE apoyan sin reservas la acción del gobierno Rajoy contra la secesión de Cataluña. Nos congratulamos por ello, aunque como Rajoy, han actuado hasta ahora con tibieza y retraso.