“Las predicciones económicas tienen mas de arte que de ciencia”
Un estudio de la Reserva Federal muestra como los pronósticos de economistas solamente han acertado el 30% de las veces en el PIB y en la inflación el 39% desde 1983. De esa tercera parte del total, nada mas un 43.5% pudo acertar el siguiente año, esto significa que sólo el 13% del total fue certero. Las cosas se ponen feas cuando vemos que durante 4 años consecutivos únicamente el 35.3% pudo repetir su hazaña, esto tomando que los porcentajes son calculados no por la predicción del resultado real exacto sino por lo cercano que estuvieron de él.
¿Qué nos quieren decir todos estos porcentajes? Muy sencillo, si tuviéramos 100 economistas pronosticando, 30 le hubieran atinado a la cifra correcta del PIB, de los cuales sólo 13 hubiesen tenido éxito para el siguiente año y únicamente 10 habrían repetido la hazaña 4 veces seguidas. Esto nos deja con dos preguntas: ¿Qué hacían los otros 90 economistas, adivinaban? ó ¿20 de los primeros 30 tuvieron suerte?
En 1984 The Economist realizó una encuesta sobre perspectivas económicas para la siguiente década. Las preguntas fueron sobre inflación, crecimiento económico, tasa de cambio y si el PIB de Singapur superaría el de Australia. Se escogieron a 4 exministros de finanzas, cuatro CEOs de multinacionales, cuatro estudiantes de Oxford y a cuatro barrenderos.
Diez años y medio después (3/Jun/95), sus respuestas fueron comparadas con el resultado real. ¿Cuál fue la sorpresa? que las mejores puntuaciones las obtuvieron los barrenderos empatados con los CEOs, los exministros tuvieron las calificaciones mas bajas.
¿Deberíamos de invitar a los barrenderos a tener una participación más activa en los pronósticos económicos? ó ¿Debemos enviar a los ministros a barrer las calles?
Las matemáticas no fallan, lo que falla es su aplicación. La mayoría de los modelos económicos no introducen el factor aprendizaje, porque según la teoría, se asume incorrectamente que los individuos son capaces de resolver los problemas de manera correcta y guiados por la utilidad.
El problema de muchos economistas es que basan los comportamientos racionales de las personas y sociedad, de acuerdo a la experiencia que tienen de su circulo más cercano o inclusive de su entorno social, pero esto excluye totalmente los factores culturales que hacen a cada país tener su propia idiosincrasia. No es lo mismo la cultura laboral de España que de Japón, o el sentido de organización en Alemania que en México. Esto nos muestra que la racionalidad que rige el comportamiento de los agentes económicos muchas veces no es homogénea y es totalmente irracional, lo que nos da como resultado una quasi-racionalidad. Si basamos nuestros los supuestos en ella entonces tendremos quasi-pronósticos. Por eso es necesario incluir nuevas variables y comportamientos a los modelos actuales. Una gran aportación ha sido la realizada por Daniel Kahneman y Amos Tversky en Prospect Theory. Esta investigación presenta que las personas no siempre siguen los preceptos de la Teoría de la Utilidad Esperada , y en muchas ocasiones las preferencias de los agentes económicos violan los axiomas de dicha teoría. De esta manera dan algunas sugerencias para medir el comportamiento del ser humano en la toma de decisiones.
CONCLUSIÓN
Con contadas excepciones, los pronósticos financieros y económicos no son nada más que adivinanzas. El ser humano siempre ha tenido una necesidad imperiosa de planear, que lo ha llevado al deseo de saber el futuro, razón por la cual existen las bolas de cristal, horóscopos y los famosos gurús.
Aunque soy adepto a la estadística y en especial al uso de datos históricos para hacer comparaciones y aprender de nuestros errores, quiero aclarar que realmente nadie puede saber lo que el futuro nos depara. Siendo estrictos, la historia sólo confirma que es muy difícil hacer un pronóstico acertado. Por lo tanto, si alguien tuvo una predicción correcta de la actual crisis, no implica que acertará en las siguientes, sobre todo por que el método empleado puede ya no tener validez debido a la aparición de nuevas variables y comportamientos distintos.
Entre más suposiciones y predicciones se hagan, más probabilidades hay de que al menos una sea correcta. Por esta razón cuando escuchemos consejos de un gurú que posiblemente predijo algún suceso, debemos revisar su historial y ver el número de aciertos que ha tenido. Es muy fácil decir que la Bolsa bajará o subirá, lo difícil es decir cuándo. Muchos gurús viven colgados del único acierto que han tenido en sus vidas y la mayoría de nosotros no reparamos en investigar si dicho acierto fue basado en habilidad o suerte.
Las encuestas realizadas a expertos, líderes de opinión o público en general, tienen la propensión a dar más ponderación a los eventos con mayor o menor probabilidad, dejando fuera a los intermedios, los cuales casi siempre dominan el panorama del corto o mediano plazo.
Hasta un reloj descompuesto da la hora exacta dos veces al día