Hace unos días aprendimos que el ahorro es la base necesaria para tener un crecimiento económico sostenible. Esto es así, porque el ahorro libera recursos productivos (materias primas, mano de obra...) que podrán ser utilizados en proyectos de inversión más complejos y que requieren más tiempo.
Asimismo, comentamos que en nuestro actual modelo económico, la expansión crediticia artificial de la banca lleva a una competencia por los recursos insostenible. Si, además, contamos con un banco central que fija los tipos de interés a su antojo, una demanda de crédito exagerada y un sector público que se beneficia de ello, ya tenemos los ingredientes para que se generen burbujas y crisis sucesivamente.
Por tanto, estos cuatro factores explican, en mayor o menor medida, la formación de los continuos ciclos económicos que sufren las economías. Ciclos que, por desgracia para nosotros, cada vez generan una mayor pérdida de riqueza para nuestra sociedad. De ahí que haya bautizado a estos factores como los "Cuatro Jinetes del Apocalipsis".
Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis, por Viktor Vasnetsov (1887)
Creo que merece la pena dedicar una entrada del blog a cada uno de estos "jinetes", para entender el papel que juegan en la formación del ciclo. Una vez terminemos esta serie de entradas, dedicaremos un último post al libro de Huerta de Soto. En él, veremos las recetas que este economista recomienda seguir para terminar con las persistentes crisis económicas de nuestro tiempo.
Pero volvamos a nuestros jinetes. Hoy empezaremos con el sector público, al que caracterizaremos como "El Jinete de la Victoria". Por tratarse del gran beneficiado del actual modelo económico.
"Cuando abrió el primer sello, oí al primer ser viviente, que decía: Ven. Miré y vi un caballo blanco, y el que montaba sobre él tenía un arco, y le fue dada una corona, y salió vencedor, y para vencer" Apocalipsis, 6.2
Nuestros gobernantes juegan dos papeles fundamentales para explicar la formación y virulencia de los ciclos económicos. Por un lado, el de animar (en ocasiones obligar) a los ciudadanos a comportarse de una manera determinada. Y, por otro, aprovecharse de ello para ganar tamaño. Vamos a intentar explicar todo esto, usando como ejemplo la economía de Estados Unidos.
Empecemos por el papel de animador. Cuenta el economista indio Raghuram Rajan, en su interesante libro "Grietas del Sistema", que a finales de los 90 la economía americana sufría la mayor desigualdad salarial desde los años 20. Conscientes del descontento general de la población, los gobiernos de Clinton y Bush, optaron por una solución rápida al problema: la expansión crediticia.
Sirva de ejemplo el siguiente discurso del presidente Bush a mediados del 2002. En él, Bush anuncia la creación de un "fondo que financiará la cuota inicial del Sueño Americano". Sustituyan "Sueño Americano" por "préstamo para comprar una vivienda". El presidente acababa de abrir la caja de los truenos. Todo el que quisiera podría aspirar a comprar una casa. O, al menos, así lo entendió la población...
No contento con esto, en el mismo discurso, Bush alienta a todo el mundo a seguir el ejemplo del gobierno y facilitar el endeudamiento de la población: "Por eso he lanzado un reto a los líderes del sector inmobiliario, a las organizaciones sin ánimo de lucro y a las instituciones financieras, para que se unan al gobierno, en un intenso esfuerzo nacional para aumentar el número de propietarios de casas entre las minorías".
Sin menospreciar la influencia negativa de este papel de "animador", es el segundo el realmente preocupante:ganar tamaño.
El siguiente gráfico muestra la evolución del gasto público en relación al PIB de la economía de Estados Unidos. Si obviamos los dos "picos" que se producen como consecuencia de las dos "Grandes Guerras", vemos que, a lo largo del siglo XX y principios del XXI, el gasto público ha ido ganando peso de manera constante, hasta alcanzar el 40% del PIB de Estados Unidos.
EE.UU. Gasto público como % PIB
El primer problema de este mayor peso del gasto público, es que el gobierno cada vez tiene más influencia en la asignación y gestión de recursos de la economía. El segundo es que para poder hacer este gasto, el gobierno necesita dinero.
Veamos, a continuación, la evolución del déficit público en la economía estadounidense.
Como se desprende del gráfico, obviando de nuevo las dos guerras mundiales, los ingresos públicos no han crecido en el tiempo al mismo ritmo que el gasto del gobierno. Esto no quiere decir que el gobierno americano no retenga, por ejemplo, cada vez más parte del salario del trabajador o de los beneficios de las empresa. Significa que el aumento de ingresos no es suficiente para cubrir el, cada vez mayor, gasto público.
¿Cómo cubre el gobierno americano la diferencia? Emitiendo deuda.
EE.UU. Deuda pública bruta como % PIB
Y aquí llegamos a uno de los grandes problemas de la mayoría de economías desarrolladas (entre ellas España). El desorbitado gasto público de nuestros gobernantes, preocupados únicamente por mantener feliz al votante, haendeudado a la población hasta llegar a una situación totalmente insostenible. Porque los inversores que compran la deuda, tienen la "mala costumbre" de querer recuperar su dinero y, además, con sus correspondientes intereses.
Hasta ahora, la mayoría de gobiernos aplazaba el problema emitiendo nueva (y mayor) deuda, que se utilizaba para pagar los intereses y cancelar la deuda anterior. Esta nueva deuda era comprada por los inversores porque pensaban que el crecimiento de estas economías era sostenible. Sin embargo, la recesión ha destapado el esquema piramidal que sustentaba esos crecimientos.
Pocas son las alternativas que le quedan a nuestros gobernantes para mantener el gigantesco peso del sector público, y todas terminan con un mayor empobrecimiento de la población. De nosotros depende que así sea.
En la próxima entrada presentaremos a nuestro siguiente Jinete del Apocalipsis: "El Jinete de la Guerra".
Hasta pronto!
