Tanto los fondos de inversión mobiliarias como los planes de pensiones, son patrimonios constituidos por multitud de aportaciones de diferentes individuos que no guardan ninguna relación, ni se llegan nunca a conocer, pero que una vez que han hecho sus aportaciones, guardan una cierta sincronización de movimientos a la hora de aumentar aportaciones o por el contrario hacer retiradas, lo que a su vez mueven a las Bolsas para arriba o para abajo. Desde Zona de Bolsa aparte de intentar “predecir” los giros de los índices, también queremos saber por qué se producen esos cambios a veces sincronizados.
En este mundo donde nos hemos creído que lo más importante es el individuo, no tenemos más que mirar a nuestro alrededor, tanto en el mar como en el cielo o en el suelo para ver como el comportamiento del grupo marca al individuo. Pero es que precisamente eso mismo lo encontramos en las Bolsas de todo el mundo.
Entremos en detalle y pongamos unos ejemplos, para saber de qué estamos hablando, ya que existe un curioso fenómeno en el que, el comportamiento del individuo está condicionado por el comportamiento del grupo. Existen numerosos casos tanto en el mundo animal como en el humano:
Podemos poner más ejemplos contado los comportamientos de las bandadas de pájaros o de las abejas o las hormigas, pero creo que el tema ya se ha entendido.
Pero es que si nos fijamos en los comportamientos colectivos en las Bolsas vemos una gran similitud con lo que hemos visto en la naturaleza salvaje. Sigamos poniendo ejemplos, esta vez de bolsa:
¿Quién les ha enseñado a todas a estas especies animales a actuar de este modo? ¿Cómo consiguen sincronizar sus movimientos? ¿Quién pone de acuerdo a tantos individuos? ¿Qué condiciona el comportamiento de los humanos en las más diversas circunstancias y produce que estos patrones se cumplan? ¿Se trata de meras casualidades? Buena parte de la culpa de que esto ocurra es de las llamadas FOBIAS COLECTIVAS. El imaginario colectivo está lleno de desconocimiento, lo que provoca que vivamos rodeados de amenazas. Este desconocimiento lleva a elaborar conjeturas en las que todos participamos. Esto provoca que nuestro comportamiento siga una dirección que de manera individual no se hubiera producido haciendo que se trate de “profecías autocumplidas”.
La teoría de la profecía autocumplida, o efecto Pigmalión, explica que cuando tenemos una creencia firme respecto a alguien o a algo, esto termina cumpliéndose o sucediendo. Nuestra conducta trata de ser coherente con la creencia que tenemos y hace que lo que pensábamos que se iba a cumplir se termine cumpliendo a causa de dicha conducta. Se trata por tanto, de la importancia de las expectativas acerca de lo que va a suceder como los catalizadores del comportamiento de un individuo o del grupo.
En resumen, que un individuo solo con su aportación o retirada de la Bolsa suele mover poco, pero ojo cuando esas aportaciones o retiradas se producen coordinadamente, aunque nadie los haya puesto de acuerdo. En estos casos podemos encontrar subidas muy duraderas, como bajadas de pánico.
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