Según B.Graham el análisis financiero tiene varias ventajas con respecto al análisis técnico que lo convierten en una herramienta más eficaz siempre que se aplique con inteligencia y con la preparación necesaria.
La diferencia entre la forma de protección frente a las pérdidas aplicada en análisis técnico (stop loss) y la aplicada en análisis fundamental (margen de seguridad), es que mientras la primera asume un posible porcentaje de pérdida (aunque sea pequeño) la segunda está orientada a eliminar las pérdidas (fluctuaciones) a largo plazo después de haber realizado un análisis minucioso del valor. Es decir, en el análisis técnico no hay margen de seguridad, o se gana o se pierde.
Otro de los inconvenientes que presenta el análisis de gráficos es que requiere una comercialización activa de valores, y el coste de comprar y vender (comisiones) de forma continua pesa como factor adverso en los resultados totales del especulador. Por otro lado fiscalmente las operaciones a corto plazo son menos ventajosas porque cada vez que obtenemos una ganancia patrimonial con una operación exitosa estamos obligados a invitar a Hacienda a nuestra fiesta particular (tributando con un 21% de nuestra ganancia). Los inversores a largo plazo, sin embargo tributan sólo por aquellos dividendos que superen el límite de los 1500 € (esos primeros 1500 € tienen retención, pero son devueltos en la declaración de la renta en el año posterior a su obtención).
Generalmente el inversor tiene la posibilidad de analizar una cantidad mayor de valores que el especulador, ya que el especulador generalmente se centra sólo en aquellas empresas que presentan ratios de Beta (que como ya sabemos mide la volatilidad de la acción en relación al mercado) elevados, es decir aquellas empresas que son más volátiles y que por tanto " dan más juego" y sólo en momentos determinados (cuando el volumen de negociación es elevado).
Por el contrario, el analista financiero cuenta con todos aquellos valores que presenten buenos datos contables independientemente del volumen de negociación o la volatilidad que presente la acción en un día determinado.
El análisis de gráficos puede resultar a priori más fácil y divertido, para mucha gente resulta más atractivo observar un gráfico que un balance, una cuenta de pérdidas y ganancias o un estado de cash flow.
Sin embargo las recompensas a largo plazo para el especulador suelen ser menores por los costes que conlleva su estrategia y por la renuncia al cobro de dividendos (o los beneficios por la recompra de acciones) que nos garantiza una buena inversión a largo plazo previo análisis de sus estados financieros.
La experiencia nos ha demostrado que la lectura de gráficos no es una ciencia, ya que en tal caso sus conclusiones serían por norma fiables y cualquier persona sería capaz de predecir los precios futuros de las acciones. Esta fiabilidad sería la misma que invalidaría dicho modelo conforme fuese siendo aceptada por el resto de especuladores; por ello los charlistas con más destreza en la interpretación de gráficos afirman que su éxito sólo es posible si no se divulga demasiado su estrategia.
Por último el uso de screeners, es decir filtros que permiten al analista "seleccionar acciones a la carta", son más útiles para el inversor que para el especulador ya que el primero cuenta con un mayor número de criterios válidos a la hora de seleccionar acciones de primera categoría: PER, ROE, PEG, P/B, D/E, y muchas más variables que permiten encontrar de una forma no muy compleja "una aguja en un pajar".
Por el contrario las variables a disposición del especulador son mucho más limitadas y por lo general menos eficaces, como por ejemplo las medias móviles que son muy útiles para confirmar cambios de tendencia pero que sin embargo poco nos dicen sobre el futuro de la empresa. O el RSI (indicador de fuerza relativa) que nos indica cuando la acción puede estar sobrecomprada o sobrevendida. En mi opinión puede que sean útiles en el corto plazo, sin embargo a largo plazo carecen de sentido sin un análisis de la realidad que se esconde detrás de la cotización.
En resumen podríamos decir que sólo una minoría logra especular con éxito, mientras otros muchos simplemente creen que pueden hacerlo. Según B.Graham, “al margen de la preparación o el método, el éxito en la especulación es fortuito y temporal o se debe a un talento fuera de lo común, por ello la gran mayoría de los que comercian con cotizaciones están condenados al fracaso”.
Las falsas teorías son peligrosas, aún más cuando se popularizan. En contraposición los principios de Graham y Dodd han resultado ser válidos cuando se han usado con coherencia y de forma inteligente, tenemos no sólo el ejemplo de W.Buffett, sino de muchos otros inversores que han logrado resultados satisfactorios a lo largo de los últimos años.