Conste que no soy un experto en el tema, pero un comentario de un lector me ha despertado la curiosidad.
El tipo de interés fijo de un bono incorpora unos componentes cuya suma es ese mismo tipo expresado en % sobre el capital.
Las expectativas sobre esos componentes se llaman primas de riesgo. Así, la inflación esperada para el vencimiento del bono a lo largo de su vida define una prima de riesgo de inflación. Otro riesgo es el crecimiento del capital invertido. A mayor expectativa, menor será el tipo de interés exigido para comprarlo. Si esperamos que un bono valga más que por el precio de compra, menor será el tipo de interés, y viceversa. Por es hay una relación inversa entre el valor del bono en el mercado y su rendimiento o tipo. Se compra un bono con dos así distintas: comprarlo por el nominal y mantenerlo hasta su extinción, o venderlo en algún momento ganando un capital.
El bono se emite a un tipo nominal que normalmente cambia enseguida, en cuanto el bono empieza a cotizar en el mercado secundario, que es donde se compran y venden los bonos una vez emitidos. El que compra a la emisión es un inversor primario. En cuanto vende y lo compra otro, se ha puesto en marcha el mercado secundario. El bono tiene pues un tipo de emisión o nominal, y un rendimiento que depende del precio del mercado secundario. Un bono emitido a 100€, si en el secundario alcanza un precio de 101€, su rendimiento ha bajado - dependiendo del plazo del vencimiento. Si lo compro no ganaré el % facial que viene en la carátula, sino eso mismo descontando que he pagado más por él.
Pero esto no cambia que el rendimiento en % se descompone en primas de riesgo, que a su vez son expectativas. Hay prima de riesgo de inflación, de capital, de liquidez (hay mercados más líquidos y menos líquidos), de riesgo soberano (según la confianza que suscita un país de pagar sus deudas), etc, y la suma de todo ello es el tipo de rendimiento.
Si suponemos dos bonos muy homogéneos, como el bono del Treasury USA a 2 y a 10 años, podemos colegir una serie de corolarios de la diferencia de valoración y por ende de rendimiento. Primero, colegimos la pendiente de la curva entre esos plazos, de la que es una expresión resumen. Un rendimiento a 2 años del 3% y a 10 del 6%, expresa una curva de pendiente positiva. Esto es lo normal, y expresa unas expectativas normales porque aumentan las primas a medida que aumenta el plazo de cobro. El lógico. Hay más riesgos cuanto más tiempo ha de pasar hasta el vencimiento. Podemos hacer conjeturas sobre ese diferencial del 3%. Podemos asignar 2% a riesgo diferencial de inflación, y 1% a riesgo de impago. Lo que es claro es que los cambios en las expectativas, en comparación con otras colocaciones posibles, incluida la pura liquidez, van a mover ese diferencial.
En general, ese diferencial aumentará cuando se espera que la economía nominal crezca, si tenemos en cuenta que los demás riesgos se igualan, dada la homogeneidad de los dos títulos.
El crecimiento real de la economía hace aumentar las expectativas de tipos de interés en general - más demanda de préstamos - , y la expectativa de inflación también, por la prima diferencial de inflación. Ergo, el tipo más básico, el del bono estatal, subirá de rendimiento - bajará de cotización.
Ahora veamos qué pasa cuando el diferencial disminuye y se aplana la curva de rendimientos. Esto, por lo que hemos visto, es una reducción de primas de crecimiento e inflación (recuerden que la homogeneidad nos permite eliminar las demás primas).
Lo que ha pasado últimamente es que el diferencial se ha reducido a una expresión mínima, lo que, según lo dicho, nos llevaría a pensar en una bajada de las expectativas sobre crecimiento e inflación. Un diferencial como el de ahora de 0,24% quiere decir que se espera un crecimiento anual similar del PIB nominal. Un paso más, y si el diferencial se hace negativo, estaríamos ante expectativas de recesión. El PIB de EEUU está ahora en el 4%, y el paro en 3,8%. Algo no cuadra, como expliqué en mi anterior artículo.
Lo único que encajaría sería un aumento del riesgo de una eventual crisis financiera que estimularía la colocación en valores líquidos y seguros. Hay muchos focos de riesgo el mundo de este tipo. Muchos, que hacen atractivo el bono americano a 10 años.
Uno de los riesgos del que no hemos hablado es el riesgo cambiario, quizás el más potente y destructivo. Véase hoy en día la subida de tipos de interés en Turquía y Argentina ante la caída de sus tipos de cambio de sus monedas. Una caída del valor cambiario no es más que el reverso de otras fuerzas en marcha, también relacionadas con la pérdida de confianza. Una subida de tipos es igual a una caída del tipo de cambio, según la teoría de la paridad de intereses, y es difícil elegir lo que es peor en sus consecuencias. Es igual de inasumible una subida de los tipos internos que una hiperinflación por devaluación de la moneda. Los sectores afectados no son a veces los mismos, pero la economía del país en su conjunto sufre. Suecia intentó, en la crisis del SME 1992, poner su tipo de Banco de Suecia en el 1125%, y lo que tuvo que quitar en pocas horas: los mercados dieron por inasumible por la economía tal nivel de interés por mucho tiempo.