“La mayoría de la gente que trabaja en los negocios de las predicciones creen que el futuro se puede adivinar”, escribe Howard Marks. Y después nos reímos de los astrólogos y de los lectores de las cartas del Tarot!
En el último memorándum “Risk Revisited” el gestor de Oaktree Capital revisa más de veinte tipos de riesgos diferentes asociados con las finanzas: el riesgo de crédito, el riesgo de valoración, el riesgo de un Cisne Negro, riesgo de concentración, riesgo de diversificación...
“Riesgo significa que pueden pasar más cosas de las que pueden pasar”. Es imposible controlarlo, por eso los inversores de éxito se entrenan para comprender la gran variedad de fenómenos que pueden convertir una cantidad de dinero en humo.
"Conocer las probabilidades no significa saber lo que sucederá”.
Marks ya había tocado este tema en el libro “Lo más importante para invertir con sentido común” y su posición es contraria a la de los académicos, que usan la volatilidad para mesurar y describir el concepto de riesgo. Pero los movimientos de mercado no tienen nada que ver con los eventos desconocidos que pueden pasar en un futuro.
Es imposible conocer a priori qué fenómenos destrozarán la inversión en unas acciones. Así como los propietarios de un restaurante son incapaces de predecir la cantidad de mesas que servirán en una noche, aunque tengan algunas reservas, cuál será el éxito de taquilla de una superproducción, o qué libros serán los más vendidos en Navidades.
Ni tampoco podemos calificar de seguros unos activos solo porque hemos podido registrar unos rendimientos positivos. El riesgo no se puede calcular.
Estas ideas nos aterran. Un mañana descontrolado es un concepto que no nos gusta y eso lo pude comprobar con algunos comentarios en el escrito "El Pollo que desmontó los mercados financieros".
EL PRESENTE ES UN REGALO DIFÍCIL DE INTERPRETAR
Sí el futuro es imposible, ya partimos de una base complicada. Conocer cuál es nuestro punto de partida financiero es difícil de interpretar.
¿Habéis leído los estados financieros de una multinacional capitalizada por millones de euros y con más de tres segmentos de negocio? No tiene nada que ver con ejecutar un análisis forense de una empresa de menos de 20 empleados y dos años de vida.
Equivocarnos con los números que tenemos desde un principio se conoce como "riesgo de valoración" y el segundo principio de la termodinámica nos puede explicar porqué nuestra base ya es mala.
En el siglo XIX los científicos dictaminaron que la materia y la energía no se pueden crear ni destruir, sino que se transforman y establecen el sentido en el que se produce esta transformación. Y lo que es más importante: la entropía aumenta cuando un sistema físico evoluciona del orden al desorden.
Brian Greene, en el “El tejido del cosmos”, ilustraba la función de la entropía mediante la destrucción de un libro.
La entropía, el desorden del universo, aumenta en una dirección, como un libro al que se le arrancan las páginas, una a una, de forma aleatoria. La página 88, la página 32, después la 21... En el momento de volver a ordenar, la primera será fácil de situar, la segunda y la tercera nos darán más trabajo. Pero cuando sean doscientas las desordenadas, nuestro objetivo será un verdadero reto.
El universo es un libro desordenado que tiende al caos a medida que el tiempo va en una sola dirección. Aumenta la entropía.
La tarea de los científicos, como la de los analistas o los economistas, es ordenar los datos para entender el funcionamiento del sistema que investigan: la unión de dos partículas, la actividad de un sistema financiero, la evolución de un negocio... La entropía de los estados financieros de IBM no son los mismos que los de FacePhi. Salvando las distancias del negocio que tienen entre manos.
Con el paso de los años, las partidas contables se mezclan de tal manera que entender todos los flujos financieros es una tarea casi equiparable con los estudios de los físicos cuando se ponen a trabajar con un acelerador de partículas. Hay fusiones corporativas que esconden pérdidas, fondos de comercio de marcas que ya no existen, ingresos que se incorporan con años de diferencia...
El "riesgo de valoración" no está tan relacionado con el futuro, sino que es la manera como interpretamos la complexidad del presente en el que vivimos y su nivel de entropía.
Las situaciones reales de los analistas y los inversores son muy diferentes de los ejemplos de las universidades, donde los profesores empiezan la lección con la frase: "Robinson y Viernes se encuentran en una isla". Simplicidad al poder. Sí la "ciencia económica" fuera física, la escena del náufrago en la isla sería el modelo que explicaría el Big Bang.