En el segundo gráfico, la cantidad de gente de la hostelería que "disfruta" de horas extraordinarios, donde vemos que es al revés, que la gente que tiene que hacer horas extraordinarias para conseguir el sueldo que quieren crece en 300.000 personas desde 2008. Total: Menos tarta total de horas extraordinarias a repartir entre mucha más gente.
Sumemos dos y dos, que son cuatro. Lo que nos dicen estos gráficos es que la remuneración salarial total a repartir es menor (ha bajado em empleo y el salario ordinario) mientras hay más gente por luchar por las migajas de las horas extras, pagadas o no. ¿Donde está el gran efecto de la devaluación interna y los millones de turistas que se suman cada año a la fiesta?
Este ese el modelo de "reformas estructurales" que nos ofrece Europa, que aboca a que más gente trabaje más horas para conseguir un salario individual mucho menor. De parada, menos ingresos para gastar entre los europeos. Cuando lo que es claro es que falta demanda, DEMANDA, es decir, volumen de ventas, inversiones, crecimiento. No parece que la devaluación interna haya servido de mucho más que para empobrecernos. Por su puesto, haces que la tarta sea más pequeña y luego no crezca, hay menos tarta para repartir entre igual gente, por lo que tienes que reducir trabajadores asalariados. Luego debes conseguir que los que quedan ganen salarios más bajos, para poder repartir menos entre más.
¡Qué bueno es el euro, que nos va a salvar de nosotros mismos! Desgraciadamente, hemos de elegir (eufemismo, aquí no elige nadie), entre las cadenas del euro, o acercarnos peligrosamente a una Venezuela. Esto es España, un pedregal mal gobernado o desgobernado, al que habrá que poner un mando a distancia para que no salte por los aires.