Aprender conceptos básicos sobre finanzas personales es una de las cosas que más puede transformar la vida de una persona. Desgraciadamente, en España y en occidente en general existe un amplio desconocimiento en este campo. Más de la mitad de la población no distingue entre el PIB (Producto Interior Bruto) y el IPC (Índice de Precios al Consumo), es más, desconoce el significado de cada uno de ellos. Tampoco diferencia entre una tarjeta de crédito o débito, y el 45% necesitan ayuda para presentar la declaración de Hacienda. Lo más problemático es que no somos conscientes de que la carencia de este conocimiento básico tiene un impacto radical en nuestras vidas.
Tan sólo uno de cada diez encuestados en España fue capaz de responder correctamente a las cinco cuestiones sobre educación financiera básica y de riesgo, son los datos del último informe Allianz sobre el alfabetismo financiero. Está demostrado que los países más prósperos son aquellos en los que la sociedad tiene un nivel de cultura financiera mayor. Por eso lo sensato es avanzar en esta dirección.
Esto no debería sorprendernos. No existe, ni ha existido nunca, una asignatura troncal sobre gestión financiera personal en colegios, institutos o universidades. No se trata de ser un experto, sólo es necesario tener una cultura básica para decidir con criterio cómo administrar nuestros recursos económicos. Esto ayudaría a muchas personas a no cometer graves errores como por ejemplo contratar productos financieros contraproducentes en bancos, o endeudarse sin valorar correctamente los riesgos que esto implica.
Una de las primeras cosas que hago cuando empiezo a trabajar con un cliente es asegurarme de transmitir, de una forma pedagógica y lo más amenamente posible, los puntos clave que se necesitan saber para entender todas y cada una de las decisiones que se van a tomar durante el proceso de planificación financiera. En esta línea he decidido generar, de forma periódica, un contenido enfocado a interiorizar estos conceptos básicos, también escribiré sobre finanzas conductuales, es decir, sobre la psicología que rige la gestión del dinero.
En el primer artículo hablaré con un lenguaje coloquial sobre la devaluación del ahorro por el efecto de la inflación y qué se debe hacer para mitigar este fenómeno. Estoy seguro de que se puede contribuir a tomar mejores decisiones hoy que nos lleven a una mejor situación económica en el futuro.
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