Estamos viviendo un momento en el que las sociedades, sobre todo occidentales, están cada vez más concienciadas con el cambio climático. Buena prueba de ello lo estamos presenciando en la Cumbre del Clima de París, donde países como EE. UU. han reconocido, por fin, ser parte del problema y por consiguiente parte de la solución.
En contraposición también estamos viviendo un momento en el que la sociedad se electrifica, la dependencia energética va en aumento; móviles, tabletas, wearables y demás dispositivos que nos rodean en el llamado internet de las cosas (IoT por sus siglas en inglés) forman parte de nuestro día a día. ¿Quién se va de viaje hoy en día sin un cable de carga? Hay gente que hasta sale de casa con pequeñas baterías portátiles por si el móvil se queda sin batería.
Pero ni la electrificación ni la dependencia energética tiene porque ser negativa.
Eficiencia: bien porque el recibo de la luz no para de subir o porque estamos más concienciados con el medioambiente nos estamos volviendo eficientes: iluminación led, electrodomésticos de bajo consumo, termos solares... existen hasta los certificados energéticos para las viviendas.
Generación distribuida: la posibilidad de producir la propia energía que consumimos a través de fuentes renovables es una realidad, el precio de los paneles solares desciende año tras año y también, aunque en menor medida, el de las baterías para el almacenamiento.
Movilidad eléctrica: es sin duda lo más destacable del proceso de electrificación de la sociedad. El vehículo eléctrico, sin hacer ruido, está penetrando a gran velocidad. La movilidad eléctrica es imparable, vehículos limpios, eficientes y silenciosos, tres características que garantizan el éxito.
A pesar de que las cifras son todavía discretas el porcentaje de ventas de vehículos eléctricos (VV.EE.) está experimentando un crecimiento notable a nivel mundial. En España subieron un 96% en 2014 y, a falta de tener las cifras de ventas de diciembre, en 2015 se incrementaron un 92%. En un contexto más global, en Europa las ventas se incrementaron un 60% en 2014. El aumento de la autonomía de las baterías será sin duda un factor determinante.
En cuanto a la oferta de VV. EE. también empieza a ser considerable, ningún fabricante de vehículos quiere quedarse fuera de la carrera por la movilidad eléctrica.
Escrutando el sector de la automoción, nos encontramos con el caso de éxito más paradigmático de la industria del vehículo eléctrico: Tesla.
Tal y como se aprecia en la gráfica de su cotización, en abril de 2013 comenzó la revolución silenciosa.
¿Cómo es posible que una empresa que, según dijo el mismo Elon Musk, CEO y fundador, no será rentable hasta el año 2020 se haya revalorizado un 600%, en cuestión de un año?
Con independencia de los fundamentales, los cuales están mejorando (el EBITDA entró en terreno positivo en 2013), esta fuerte revalorización puede venir o por el aumento de los beneficios o por las expectativas de crecimiento; me inclino más por lo segundo. Por lo tanto, siguiendo esta hipótesis estaríamos ante el indicador adelantado de la industria del vehículo eléctrico. No existe otra empresa en el mercado que pueda medir el pulso del vehículo eléctrico como lo hace Tesla. Los otros fabricantes están reconvirtiendo sus viejos modelos de negocio basados en motores de combustión interna por vehículos eléctricos por lo tanto no reflejan fielmente este segmento.
Todo juega a favor, fuerte apoyo institucional en todos los ámbitos, nacional, europeo...; menor impacto medioambiental... Todo menos el petroleo, pero ni siquiera con la caída del precio del petroleo se está viendo frenada la tendencia alcista. En el siguiente gráfico se puede apreciar que apenas está sufriendo por el desplome del barril de Brent, llegando descorrelacionarse para repuntar incluso en periodos bajistas del petroleo.
Si nos centramos en el canal de consolidación lateral alcista por el que se está desplazando desde que despegó en 2013 vemos que el precio se encuentra en una buena zona para poscionarse en el valor. Por arriba tenemos mucho margen de subida, pero aun cayendo por debajo de la directriz alcista, lo importante del valor es el largo plazo.
Tesla es una empresa que es capaz de transmitir a la perfección las sensaciones que produce conducir un VE: potencia, diferenciación, exclusividad… Su imagen de marca, al igual que la de Apple, está asociada al lujo y a la calidad. Poseer un objeto de lujo es la mejor manera de captar el público en general, todos anhelamos tener un objeto de lujo. La estrategia de Elon Musk, ha sido empezar de arriba a abajo, de la élite al pueblo pero, su objetivo final, el de largo plazo, es comercializar vehículos eléctricos que estén al alcance de cualquier persona, ¿os imagináis el potencial que tiene la empresa? ¡Esto no ha hecho más que de empezar!