La Economía como conjunto puede asimilarse a un sistema de vasos comunicantes. Como saben, la física dice que varios vasos comunicados por abajo entre sí, sí se echa agua en uno, ésta alcanzará el mismo nivel en todos, sea cual sea la anchura y forma de cada uno. Es fácil comprobarlo. Sea ese nivel el similar del nivel de producción o renta per capita de un país. La forma de cada vaso determinará, al mismo nivel de agua en todos, el volumen que contiene cada uno. Y, por supuesto, el volumen total del sismo. Así, los vasos más anchos, pese a la igualdad de nivel, contendrán más volumen de líquido. Por lo tanto, el nivel no está relacionado más que con el volumen total; o, dicho de otra forma, los vasos más anchos representan más volumen de renta per capita frente a los demás.
Como estamos hablando de renta per capita, podemos asignar a los vasos más anchos una mayor renta per capita, y a los estrechos, una menor renta per capita. Ricos frente a pobres.
Llegados a este punto, hay dos tipos de economistas. Los que dicen que el problema crucial es la distribución del volumen, y los que dicen que no, que lo importante es el volumen de líquido o renta per capita total - aunque algunos entre éstos admiten correcciones de distribución por imperfecciones de mercado.
Yo estoy con estos segundos: lo importante es el nivel total de renta per capita, o de líquido en los vasos, porque cuanto mayor sea éste, más fácil será redistribuir para corregir imperfecciones de mercado.
El mercado libre, o la libre circulación de líquido por los vasos, es, dice la experiencia, el mejor asignador de recursos. Con el mercado se obtiene la máxima capacidad productiva - aunque quizás no la distribución más equitativa.
Supongamos que estamos en un sistema de máxima libertad de fluidez (de mercado), lo que nos hace alcanzar el máximo nivel en todos los vasos y el máximo volumen de renta per capita, es decir, el máximo producto dividido por la población. Peo viene un gobierno que dicta leyes muy agresivas contra estado de cosas, porque prefiere que los vasos estrechos reciban más líquido que los vasos más anchos. Para ello tapona más o menos agresivamente los vasos anchos, con lo que éstos bajarán de nivel, que irá alimentar los vasos estrechos, consiguiendo así redistribuir la renta per capita hacia los vasos estrechos, los más desfavorecidos. Esto tendrá efectos más o menos impactantes según la agresividad con que se taponen los vasos anchos. Éstos recibirán menos nivel y menos volumen de agua que antes. No quedarán conformes, y reaccionarán para intentar quitarse el tapón o ,al menos, moverlo hacia arriba. Normalmente el gobierno habrá instrumentado el tapón mediante más carga impositiva sobre los vasos o sujetos de mayor renta per capita. ¿Cómo reaccionarán los afectados? Trasladando el impuesto hacia sus clientes, o bajando la producción, despidiendo empleo, o incluso, trasladándose a zonas más templadas fiscalmente. Ergo, es posible que esta política socialdemócrata, si es muy agresiva, derive en un estancamiento o un descenso del volumen de renta o producción. Cuanto más agresividad fiscal, o incluso una política de confiscación de riqueza (comunismo), aniquilaría las fuerzas productivas y sería un desastre para todos, bajando el nivel de agua en los vasos estrechos. Esto explica el fracaso de comunismo, del que hay varios ejemplos históricos y presentes, como Cuba, Venezuela, Corea del Norte...
Ley primera: toda injerencia en la libre circulación entre los vasos produce reacciones de los sujetos que frecuentemente afectan negativamente al volumen de producción, a la productividad de los factores, y al empleo, que es la fuente de renta de la mayoría de la población. Aumentará el paro por encima de un nivel crítico, lo que aumentará los gastos fiscales en ayudas al desempleo, y no sólo eso: restará cantidad de un factor de producción, y por ende de producto. Aumentará el malestar social más que el que había con la distribución anterior a la intervención. El gobierno intentará diluir ese malestar aumentando su política de redistribución, lo cual aumentará los impuestos y la deuda pública.
Dicha deuda pública debería aumentar solo para financiar inversión a largo plazo en servicios públicos esenciales, que a la larga aumentan la productividad y la renta per capita, como educación, comunicaciones, etc.
¿No se puede elevar la renta de los vasos estrechos, entonces? Sí, pero sin afectar al equilibrio ínter temporal básico, respetando las variables básicas que garantizan la continuidad del proceso productivo.
Ley Segunda: el objetivo prioritario de la política económica debe ser el nivel y el volumen de agua total contenido en los vasos comunicantes.