El Consejo de Gobierno del BCE ha hecho exactamente lo que se esperaba: nada, salvo un poco de suavización en su Forward Guidance, insinuando, o dejando creer, que el endurecimiento de su política de reversión del QE podría retrasarse si las nubes económicas siguen oscuras. De momento, pues, se espera que en septiembre se interrumpa el ya moderado QE, a expensas de los datos económicos de aquí a junio. En el gráfico, la acumulación de deuda pública en los balances del BCE,
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El temor es que si se retrasa demasiado su reversión, el BCE se quede sin munición en una próxima recesión.
A continuación, los tipos de interés oficiales de los principales bancos centrales,
Que muestra bien a las claras la divergencia se enfoque entre ellos a la hora de emprender acciones contra la crisis, y la divergencia creciente en las acciones de reversión. El BCE en concreto, tiene un tipo de emisión del cero% y un tipo penalizado a los bancos en sus depósitos en el BCE de casi el -0,5%, los más bajos de los bancos contemplados. Difícil pronosticar un endurecimiento si la economía se enfría, como señalan los últimos datos, que vimos aquí.
¿Y si la inflación supera el 2% y empiezan las presiones de Alemania para endurecer la política monetaria? Pues que volveríamos a los tiempos de Trichet, y posiblemente a otra crisis de los bonos, algo que está escrito en un telón de fondo de deudas públicas más altas, en una europa que no ha querido dotarse de potentes contrafuegos.
De momento, tranquilidad. Ni la inflación amenaza, aunque Draghi dice que ha de seguir su camino de subida hacia el 2%, ni el BCE muestra ansiedad.
En junio hablaremos con más datos y más claramente. (Gráficos, Financial Times).