A simple vista todo podría ir bien, los Bancos Centrales inyectan más dinero que nunca en la economía, los tipos de interés bajan, las monedas se deprecian y no tendría que haber ningún problema para que el dinero fluya por la economía hacia los sectores productivos y así crear empleo y salir de la crisis y entrar en una época de bonanza.
Pero esto no es así, ese dinero que inyectan los Bancos Centrales no llega a la economía, no llega a las familias, no llega a los emprendedores, a las Pymes, a toda esa masa que es la que sacaría a un país de una crisis y crearía empleo y haría que creciéramos a niveles nunca vistos.
Con el Banco Central Europeo inyectando 400.000 millones de euros a través de su famoso programa TLTRO, con la Reserva Federal de los EE.UU. haciendo más de lo mismo hasta ahora y el Banco Central de Japón también. ¿Por qué habiendo más dinero que nunca estamos tan mal y la economía no crece?
No sirve de nada crear inflación, aumentar la masa monetaria, si la velocidad de circulación del dinero es nula. El mercado interbancario todavía está muerto, el Santander no le presta al BNP Paribas ni al Deutsche Bank, pero si acuden a las megasubastas del BCE. Los bancos se financian de sus clientes y del BCE, no emiten bonos para financiarse; ya que todavía los mercados de deuda para colocar esas emisiones están recuperándose. Cuando Yellen, Draghi o Kuroda imprimen dinero, o más bien envían crédito fácil a los bancos, la gente no va a comprar en masa a las tiendas y así hacer subir la inflación. La gente, y solo la que tiene la oportunidad, aprovecha para comprar activos financieros, porque eso sí, después de las palabras de esta gente la bolsa sube o baja de manera significativa.
Parte de la liquidez de la economía va para comprar esos activos, las bolsas suben, la prima de riesgo baja, la inflación sube poco a poco y hasta en sitios como EE.UU. el paro baja. Pero, paradójicamente, nos seguimos endeudando más que nunca sin importarnos la cantidad de dinero que debemos y quedándonos solamente en un porcentaje.
Ahí está el problema, porque es normal que en un entorno de sobreendeudamiento como el actual los Bancos Centrales intenten crear a toda costa inflación porque es bueno para esos Estados y esas grandes multinacionales porque así sus deudas valen menos.
Un entorno de deflación favorece a los responsables financieros, a los consumidores. Entonces vivimos en la gran mentira de que la inflación es la panacea. La deflación no es para nada mala, nadie va a posponer su decisión de compra pensando que lo que quiere comprar sea más barato en un año, la gente lo compra cuando lo necesita y si ahora es barato lo hará. Nadie deja de comprar y entonces las empresas cierran fábricas, se despide gente y bajan los salarios. Pasa todo esto, no por la deflación sino porque tenemos que digerir todo el sobreendeudamiento y exceso que tuvieron los estados y las grandes empresas. La gente se adapta a ese entorno; pero, ¿quién no se adapta? El endeudado, los Estados, las grandes empresas. Por todo esto es necesario crear inflación.
Un entorno de baja inflación, acompañado de una bajada importante de impuestos junto con el importante descenso del precio del petróleo, tendría que ser una gran oportunidad para que un país crezca. Eso sí, acompañando todo esto de reformas contundentes, sobre todo en el ámbito laboral. Ya que, no nos olvidemos, saldremos única y exclusivamente de la crisis cuando se reduzca el nivel de paro.