Llevo un tiempo leyendo literatura sobre la época de Roosevelt, Keynes, Harry White, y todos esos hombres que configuraron el nuevo sistema monetario internacional para después de la guerra contra Hitler.
El FMI fue creado en 1943, mucho antes de que acabara la guerra en 1945, antes incluso de que se creara Naciones Unidas este año. Eso da idea de la prioridad que los aliados daban a tener reparado un sistema de pagos internacional.
Roosevelt fue el "gran hacedor" de una nueva política económica que en 1933 sacó a EEUU de la Gran Depresión. Su obsesión para después de la guerra era que no se volvieran a repetir los errores que llevaron a ella. Sobre todo el error del patrón-oro. Fue su gran decisión, en 1933, sacar al dólar del patrón-oro, el punto de partida de la recuperación desde su depresión y desmoralización. Funcionó, pese a errores fruto de la política, que Keynes le reprochó en una correspondencia abierta en la que se nota la sintonía de ambos, y que se puede seguir en:
El patrón-oro restablecido en los años veinte fue el corsé que impidió que los paises pudieran accionar la política monetaria anti deflacionista. Los que actuaran así perderían oro, y se verían obligados a endurecer de nuevo las condiciones monetarias para recuperarlo. La incertidumbre desatada por la deflación aumentaba la demanda de oro hasta niveles inalcanzables para la oferta, muy rígida, por razones obvias, a corto plazo. Eso constreñía la oferta monetaria en todos y cada uno de los paises, y sólo desde el momento en que los principales, empezando por Gran Bretaña, salieran del oro, pudieron restablecer el crecimiento.
Roosevelt quería organizar un sistema de liquidez que fuera confiable, pero no estuviera atado al oro, porque conocía muy bien sus rigideces. Keynes era, desde mucho antes, un radical combatiente del patrón-oro. Dado el prestigio mundial de Keynes, y ser el primero en haber modelizado una teoría monetaria alternativa, era lógico pensar que sería uno de los creadores del nuevo sistema. También era lógico que EEUU, un país en el que había triunfado Keynes, y estaba ganando la guerra, fuera la otra pata indispensable de la nueva organización.
Sin embargo, Keynes tuvo que aprender amargamente que que EEUU lo querían para usar su prestigio, no sus ideas, que no tenían en cuenta que EEUU era total y absoluto vencedor y además acreedor del escenario mundial. Su proyecto, que no analizaremos aquí, fue delicadamente tirado a la papelera por Harry White, el representante americano; un personaje curioso, patriota sin fisuras, pero además espía de la URSS, por su convencimiento de que al final el comunismo se impondría en el mundo (de esta historia de espías he hablado en "El funcionario perfecto").
En realidad Bretton Woods no fue una combinación equitativa de Keynes y White, que se odiaban irremisiblemente. Keynes fue humillado con más o menos cortesía y admiración, pero al final tuvo que hacer lo que más temía: firmar en la línea de puntos aceptando un tratado que no conocía bien, salvo que recogía pocas de sus ideas. (En realidad el tratado estaba re engañado por White antes de la Cn gerencia de Bretton Woods).
De Bretton Woods en 1943, hasta que el FMI empezó a funcionar a pleno rendimiento, a partir de 1951, hubo un largo periodo en que parecía que la idea estaba muerta. Ningún país miembro parecía interesado en ratificar el tratado, y el que menos, la URSS. Ratificar el tratado suponía aceptar un tipo de cambio fijo, determinado por el FMI (p lo que es lo mismo, EEUU), lo que asustaba a países empobrecidos y sin oro para usar como garantía.
Porque el nuevo sistema no se basaba en el oro, pero tenía un apartado en el que el oro estaba, al menos de nombre. ¿Por qué? Porque el más feroz enemigo de Bretton Woods y del FMI era la banca americana, que creía que la nueva organización era totalmente de Keynes y que sería por eso totalmente inflacionista. Y había mucho congresista americano que se había juramentado para hundir el proyecto en cuanto fuera presentado. De ahí la mención al oro. Una cosa que descubrió tarde Keynes es que su proyecto jamás hubiera pasado la criba del Congreso. Al final aprobó el plan White.
Veamos cómo se articulaba el sistema para entender el papel de cada elemento. Cada país aportaba una cuota fija (actualizable) al FMI en su moneda. Este era un Fondo (no un banco) de depósito de las cuotas de los socios en su propia moneda. El volumen de la cuota definía el peso en la toma de decisiones del FMI, y la mayor cuota era la de EEUU.
EEUU se obligaba a definir el valor de un dólar en función de una cantidad fija de oro, 35 dólares la onza. Teóricamente, esto le obligaba a hacer plenamente convertible él dólar en oro, aunque tácitamente se suponía que nadie iba a ser tan canalla para hacer eso (grave error: Francia lo hizo y contribuyó a hundir el sistema, pero eso fue uno años después).
El dólar era el valor central del nuevo sistema. Era la divisa del país más grande y más fuerte del mundo, dispuesto a exportar sus excelentes productos a quién pagara en dólares. ¿Cómo se obtenían esos dólares? el FMI era una cámara de compensación que daba derecho a cada país a comprar dólares por su propia moneda aportada en su cuota. Por lo tanto, dado que las cuotas eran convertibles en dólares, y dado que la suma de las cuotas eran la liquidez de partida, se podía decir que la suma en dólares de todas las cuotas era la liquidez internacional. Pero había además la posibilidad de pedir un crédito en buenas condiciones, por un múltiplo de la cuota, lo que suponía un añadido no desdeñable a la liquidez de base. Además, había un sistema establecido de posible devaluación de un país en dificultades, lo cual, sumado a las disponibilidades líquidas, se había conseguido alejar el peligro de una escasez de liquidez mundial como el patrón oro había producido en los años veinte, provocando la Gran Depresión.
Así que desde 1951, el sistema funcionó. En esa fecha el Director gerente estableció una devaluación general a todos los paises frente al dólar, lo que impulsó las exportaciones de ellos, el cobro en dólares, y a su vez el gasto en importaciones de EEUU. Empezó a rodar la bola del comercio. A ello ayudó enormemente el Plan Marshall, de una importancia crucial en la recuperación de los países de Europa, que no vamos a analizar aquí.
De 1951, a 1971, fecha en que sucumbió el Sistema de Pagos de Bretron Woods, la cosa funcionó bien. No había escasez de liquidez, y esos veinte años fueron de gran prosperidad para todos los que jugaron total o parcialmente las reglas, España uno de ellos.
Pero al final fracasó. ¿Por qué fracasó? Básicamente, porque su funcionamiento dependía de que hubiera abundancia de dólares. Ese requería que EEUU fuera generoso en su politica monetaria, y lo fue porque estaba en boga el keynesianismo, cuyo máximo objetivo era el pleno empleo. Esos dólares deberían gastarse en otros países para que éstos tuvieran dólares. Es decir, EEUU debería tener un déficit creciente de Balanza de Pagos para dar fluidez al sistema. Lo que pasa es que eso va en relación directa con al desconfianza el dólar, que al final de los veinte años había perdido la mitad de sus reservas en oro. Cada vez era mayor la desconfianza de los demás países, especialmente Francia, que se presentó con una fragata en EEUU a cobrar el oro por los dólares que tenía en sus cajas. Eso hundió al sistema, que se intentó sostener mediante devaluacioneses del dólar. Al ser la moneda reserva, fue el tiro de gracia.
Como dice Skidelsky en su excelente,
La era de Bretton Woods fueron veinte años de excelente resultado económicos, con gran crecimiento, paro inexistente, e inflación baja. En los tres baremos gana con creces a la era de la desregulación de 1981-2007, que acabó con la gran recesión. El mecanismo sel FMI distaba de ser perfecto, y en su diseño llevaba inscrita su caída, pero colaboró a una era de cooperación internacional que ha desaparecido. Uno de los elementos que continuó al Crecimiento con Estabilidad (así puede ser caracterizada) fue la fuerte restricción al capital especulativo. Quizás esa fue la pieza clave para que los ajustes cambiaros respondieran al signo de la balanza comercial. El problema de la libertad de tipos de cambio, en mi opinión necesaria, es que una gran parte de los movimientos de divisas son especulativos, y muchas veces no tienen nada que ver con los movimientos comerciales ni las necesidades internas.