“Blockchain” es una moto sin motor ni manillar que nos quieren vender los fanáticos hiperliberales que quieren asesinar Los bancos centrales.
Desean ya la automatización del dinero, y están convencidos que éstas “nuevas” tecnologías se lo van a permitir. O al menos, les hará amos del mundo, porque, como dicen Roubini et al siempre hará falta una mano final, humana, que controle el tinglado. A continuación, traduzco un aparte del artículo de Roubini et al.
Even after a sharp correction earlier this year, the price of Bitcoin and other cryptocurrencies has remained unsustainably high, and techno-libertarians have continued to insist that blockchain technologies will revolutionize the way business is done. In fact, blockchain might just be the most over-hyped technology of all time.
Predictions that Bitcoin and other cryptocurrencies will fail typically elicit a broader defense of the underlying blockchain technology. Yes, the argument goes, over half of all “initial coin offerings” to date have already failed, and most of the 1,500-plus cryptocurrencies also will fail, but “blockchain” will nonetheless revolutionize finance and human interactions generally.
Una pretensión fantasiosa se refiere a las garantías de " confianza" que supuestamente creará blockchain al eliminar la necesidad de intermediarios financieros u otros garantistas. Esto es absurdo por una simple razón: cada contrato financiero que existe hoy en día puede ser modificado o incumplido deliberadamente por las partes participantes. Automatizar estas posibilidades con términos rígidos es comercialmente inviable, sobre todo porque requeriría que todos los acuerdos financieros estén garantizados en efectivo al 100%, lo cual es una locura desde una perspectiva de costo de capital. Además, resulta probable que muchas aplicaciones apropiadas de blockchain en finanzas -como en titulizaciones o en el monitoreo de la cadena de suministro- requieran intermediarios, porque inevitablemente habrá circunstancias en las que surjan contingencias imprevistas que demanden el ejercicio de la discreción. Lo más importante que Blockchain hará en tal situación es asegurarse de que todas las partes en una transacción estén de acuerdo entre sí sobre su estado y sus obligaciones. Ya es hora de terminar con la sobrevaloración. Bitcoin es un dinosaurio lento, ineficiente, que nunca podrá procesar transacciones de manera tan rápida o económica como una hoja de cálculo de Excel. Los planes de Ethereum para un sistema de autentificación de la apuesta lo harán vulnerable a la manipulación de personas influyentes. Y la tecnología de Ripple para transferencias financieras interbancarias transfronterizas pronto será dejada en el polvo por SWIFT, un consorcio no blockchain que todas las principales instituciones financieras del mundo ya usan. De manera similar, los sistemas de pago electrónico centralizados con casi ningún costo de transacción (pagos más rápidos, AliPay, WeChat Pay, Venmo, Paypal, Square) ya están siendo utilizados por miles de millones de personas en todo el mundo.
No hay automatización viable, como no la había en el patrón oro, con o sin banco central. Con banco central, obviamente, éste no permitía que el oro bajara de determinado nivel, lo que contravenía las reglas “automáticas” del sistema. Ídem los bancos, con más razón, cuando no tenia el respaldo de un Prestamiata de Última Instancia. Empezando por la determinación de la paridad oro-divisa, era el gobiweno, es decir políticos incompetentes como ahora los que decidían. Churchill tuvo la increíble metedura de pata en 1925 de restablecer la paridad anterior a la guerra de la esterlina, lo que fue un golpe mortal para la economía británica.
Siempre hay una decisión humana al principio de la cadena. No hay automatismos. Hubo más confianza en el patrón oro cuando hubo un banco central que cuando debías confiar en un banco privado. Es más, su solvencia no garantizaba su liquidez cuando querías recuperar tu dinero. Podía ser muy solvente, pero no necesariamente con el nivel de liquidez suficiente. Las crisis bancarias corrían como la pólvora.
Ahora nos quieren vender estos nuevos juguetes. Es lógico que quieran venderlos, y lo conseguirán en parte, cono tanto crédulo que hay.
Original en mi blog www.miguelnavascues.com