Hoy venimos a hablar de un tema de actualidad bastante sonado en estas últimas semanas; la guerra comercial entre Estados Unidos (acero y aluminio) y China (incluso podríamos decir, que contra el resto del mundo).
Y es que finalmente este pasado viernes 6 de julio, se produjo el primer disparo en esta guerra. EEUU implementó aranceles de un 25% sobre las importaciones de bienes de China (esto se traduce en un valor de aproximadamente 34 mil millones de dólares). Aunque cabe decir que meses antes ya había comenzado esta disputa contra Europa, aunque en menor medida, ya que el gobierno de Trump aumentó previamente el impuesto al acero o aluminio europeo para más tarde lanzar este y otros aranceles contra China.
Como era de esperar uno de los primeros efectos de esta subida de aranceles ha sido la respuesta directa por parte de los países afectados. Tanto Europa como China, han creado impuestos de manera que estos graven en la misma cantidad a productos estadounidenses. En China por ejemplo los productos a los que más se les han subido el impuesto, han sido básicamente los agrícolas, con mayor incidencia en la soja. El gigante asiático siempre ha mantenido su postura defensiva, nunca ofensiva a diferencia de EE.UU.
Como bien sabemos, vivimos en un mundo globalizado en el que todo está interconectado, incluyendo las economías. Por ello, este tipo de actuaciones pueden no afectar a economías concretas sino a la economía mundial en su totalidad, de ahí su peligrosidad. Aunque aún es pronto, uno de los primeros efectos se ha podido ver en las bolsas de los diferentes países. Empresas dedicadas al acero, aluminio o automovilísticas (cuya relación con las anteriores es directa) ya han experimentado caídas en la cotización de sus acciones estos días. Un ejemplo claro son las alemanas BMW o Mercedes Benz.
Sin embargo Trump se reafirma con estas declaraciones: ‘’La industria del acero y del aluminio en Estados Unidos ha sido devastada por prácticas comerciales extranjeras agresivas’’.
El efecto contrario se produjo en empresas de acero estadounidenses, que aplaudieron que finalmente se aplicaran estos aranceles. Más concretamente la compañía AK Steel, líder en el mercado estadounidense de este tipo de materiales, experimentó una subida del 9% en su cotización tras conocerse la noticia. Aunque no todo son buenas noticias en el país yankee, la conocida marca Harley Davison, mítico fabricante de motocicletas estadounidenses y seña de identidad en el país ya anunció que trasladará la producción destinada a Europa a países como Brasil, India y Tailandia para así evitar los aranceles de la Unión Europea, hecho que a Trump no le gustó mucho.
Pero lo peor de todo es que al parecer esto no acaba aquí. Canadá, Brasil, México, Rusia y Corea del sur también se han visto afectados por estas medidas proteccionistas de manera indirecta y ya están planteando llevar a cabo algún tipo de medida. ¿Estamos pues, ante una guerra comercial a nivel mundial? ¿Hasta dónde puede llegar esto?
Una cosa si está clara, en el medio plazo los efectos serán trasladados probablemente al consumidor final mediante la inflación. La adquisición de estos bienes será más costosa por lo tanto también los productos relacionados se encarecerán, y acabarán repercutiendo en el precio final, el que paga el consumidor, lo que así mismo reducirá la demanda y esto desde luego no le hace gracia a ninguna economía.
La reflexión nos lleva a pensar que en el actual orden económico mundial no son efectivas este tipo de medidas, ya que aunque puede parecer una medida de defensa nacional o de carácter patriota, también por otro lado predispone el aislamiento de una economía y la hace ineficiente respecto al avance tecnológico.
Hoy, 11de julio, hemos amanecido con la noticia de que Trump en respuesta a la defensiva China, ha impuesto nuevos aranceles del 10 por ciento sobre un valor añadido de 200 mil millones de dólares en las importaciones Chinas.
No adelantaremos acontecimientos, tendremos que esperar a las diferentes reacciones de los países afectados, y a la continuidad o no de este tipo de políticas por parte de Trump. Pero todo apunta a que si esta medida se mantiene o incrementa en el tiempo, los mercados financieros se verán afectados, con mayor incidencia en acciones, materias primas e índices. Y sin perder de vista las divisas, que aunque juegan un papel secundario en esta guerra, también pueden producir cambios de tendencia relevantes.
Me despido con esta famosa cita que está siendo tan usada estos días por diversos economistas:
“In a trade war, everybody loses and nobody wins.”
Un saludo a todos los lectores.