Es imposible en la actualidad sustraerse a la enorme cantidad de problemas políticos que atenazan al mundo, sobre todo cuando existe tanta información y des-información. Tan dañina es la mentira como la media verdad, incluso puede serlo más esta última porque es más difícil de identificar.
En cualquier análisis económico, y sobre todo financiero, tampoco podemos sustraernos a la realidad geopolítica o geoestratégica actual. Aparentemente es una locura difícil de entender. Veamos diferentes procesos de balcanización económica y política y grandes amenazas que están en el tablero:
Solo enunciando estos países nos podemos volver locos intentando encontrar algo de luz a situaciones tan dispares y complejas para poder comprender el impacto en la economía real, en el comercio y en las finanzas globales.
Sin embargo, hay que escalar a lo alto de la cima para poder comprender un poco mejor lo que las ramas no nos dejan ver, sin ánimo de ser reduccionista.
Por primera vez en décadas, la hegemonía de Estados Unidos está siendo amenazada. El euro suponía una amenaza para el dólar, pero podemos dudar de su fortaleza como opción a medio plazo, así que parece incuestionable que en los próximos años, quizá décadas, Estados Unidos puede mantener su hegemonía en pocos ámbitos: el dólar y las finanzas o Wall Street. También militarmente sigue siendo el país más poderoso, pero eso no queda tan claro a medio plazo.
Rusia y China son claramente los que amenazan la hegemonía de los Estados Unidos en los próximos años. Militarmente están en una posición conjunta similar a la de Estados Unidos, y económicamente China, en el ámbito del mercantil, no en el financiero, superará en los próximos años a Estados Unidos (ya lo supera en Paridad de Poder de Compra).
Los ejes de poder son claros: Por un lado Estados Unidos y sus satélites: Israel, los kurdos, Japón, la OTAN y la Unión Europea (estos últimos más debilitados desde la presidencia de Trump). Por otro lado Rusia y China, que hasta la fecha no sabemos de la profundidad de sus acuerdos de colaboración, lideran de momento (India podría sumarse en los próximos años) a otros muchos países en el eje de poder asiático (ver la Organización de Cooperación de Shanghái). Si entendemos que dentro del Islam los sunitas se alían con Estados Unidos y los chiitas con Rusia y China podemos entender mejor la simplificación del tablero geoestratégico.
Está en juego la transición hacia un mundo bipolar o multipolar, dependiendo si pensamos en EEUU/China, o si metemos también a Rusia en la ecuación como otro polo de poder separado de China (yo lo dudo). En cualquier caso, Oriente Medio y Europa parecen más cobayas en esta lucha por el poder y la influencia, que otra cosa.
Si tenemos esto en cuenta, quizá sea más fácil entender muchas cosas que están pasando en la economía, enormemente influenciadas por la política, o mejor dicho por la geopolítica: desglobalización mercantil, más globalización e intervencionismo financiero, cuasi guerra demográfica, desestabilización de Europa (no solo económica y políticamente, sino también en sus más profundas raíces a través de la ingeniería social), balcanización en Europa y sobre todo en Oriente Medio (Irak, Líbano, Palestina, Egipto, Siria, y veremos si Iran, Turquía, Somalia y Pakistán) con Israel como piedra angular. Quizá parezca una locura… o no tanto.
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