No dijo la FED nada nuevo esta semana, nada que todo el mundo no esté
comentando desde hace semanas, sin embargo cuando lo dice, ocurren
movimientos presísmicos.
Llevamos un año
hablando de la impresión de billetes y la inyección de dinero, yo
creo que era necesaria, no se si alguien lo duda. Una de las imágenes
grabada de esta crisis, no recuerdo si vía declaración pública o
Twitter, fue ver Trump a principios de marzo en pleno
desmoronamiento de las bolsas acusar a la FED de lentos con su bronca
cortesía habitual, solicitando poner en práctica lo que ya estaba
haciendo Alemania y otros países. Semanas más tarde, la inyección
de dinero lanzaban a Wall Street como si le metieran un “chute”
de adrenalina y los fantasmas casi pasaron tan rápido como llegaron.
Las bolsas salieron del COVID cuando todavía se estaba en pleno
confinamiento.
Si todos somos
conscientes de que la actuación de la FED y otros bancos centrales ha sido decisiva para que estemos donde estamos y que se ha repartido
dinero a diestro y siniestros para mantener el sistema, lo lógico es
que ahora todo vuelva a la normalidad y empiece a tratarse al
enfermo con las recetas necesarias, que la impresión de billetes
termine o empiecen de alguna forma a “destruir” lo fabricado
para la ocasión de emergencia.
Si como consecuencia
de esto el dólar reacciona como lo hizo el otro día y empieza una
carrera alcista, es más que previsible que va a ocurrir en los
mercados, materias primas y otros menesteres, aunque esta
especulación puede ser excesiva todavía, si tenemos en cuenta los
tiempos con los que se manejan estas cosas, que se pueden prolongar
durante meses y que la única certeza ahora, es que casi nadie se
atreve aventurar lo que e va a pasar la semana que viene o incluso el
próximo verano.
El gran casino
continúa y el dólar es un de los actores principales o la estrella
incluso. El dólar está muy lejos de su situación de enero en
2020, vaya, es otro de los que todavía no se ha recuperado.