Moody's Corporation, una de las agencias de calificación de riesgos más prestigiosas del mercado, ha rebajado recientemente el rating (calificación crediticia) a una de las empresas más endeudadas del mundo: Telefónica. Así, el lento proceso de desapalancamiento que ha llevado a cabo la empresa de José María Álvarez-Pallete, ha resultado ser la pieza clave para que la deuda de su firma se encuentre a un solo paso de considerarse como “bono basura”, ya que este lunes su rating disminuía de Baa2 a Baa3.
De este modo, el endeudamiento que presentan las empresas en sus resultados puede llegar a ser valorado por el mercado de forma muy negativa; o lo que es peor, un alto endeudamiento (de la mano, generalmente, de altos gastos financieros) puede ahogar a una compañía hasta tal punto de “comerse” todo el resultado de explotación y hacerla entrar en concurso de acreedores. En este sentido, es de vital importancia que las compañías se endeuden de manera sostenible, capaces de generar la suficiente caja que les permita sobrevivir en el corto plazo (visto lo anterior, conviene recordar el papel que juega la generación de caja y el endeudamiento en el reparto de dividendos de las compañías cotizadas: “Comportamiento de los dividendos en la Bolsa española”).
La deuda, pues, ha de ser vista como una palanca que permita a las empresas llevar a cabo nuevos proyectos de inversión (más o menos rentables, con más o menos riesgo), a sabiendas de poder generar la suficiente liquidez que les permita hacer frente a todos los gastos. Así las cosas, se muestra a continuación la evolución de la deuda de los hogares y de las sociedades no financieras en las dos últimas décadas.
Deuda sobre el PIB de los hogares desde 1995:
Deuda sobre PIB de las sociedades no financieras desde
1995:
Como se observa en ambos gráficos, hogares y sociedades no financieras españolas llevaron a cabo un colosal incremento de su deuda hasta el año 2010 (recuérdese la burbuja inmobiliaria y los años boyantes previos al estallido de la crisis), muy por encima del resto de los países de su entorno (Alemania, por ejemplo, es de los países que menos se endeuda); por consiguiente, muchas empresas españolas (mayoritariamente constructoras) entraron en concurso de acreedores, pues a pesar de poseer gran cantidad de existencias y ofrecer (muchas de ellas) un fondo de rotación positivo (diferencia entre el activo corriente y el pasivo corriente), no eran capaces de convertir tales existencias en liquidez y hacer frente a la enorme deuda que pesaba en sus balances; esto es, no eran capaces de generar la caja suficiente que permitiera cubrir gastos. Bajo esta óptica, una empresa puede buscar ser competitiva en el largo plazo, pero lo que le hará sobrevivir en el futuro más inminente será la capacidad que tenga para generar caja y hacer frente a los pagos más próximos. Por ello, la valoración de empresas a través del descuento de flujos (Cash flow para los accionistas, Free cash flow, etcétera) resulta altamente recomendable para el inversor (en futuros artículos se propondrán varias valoraciones de empresas mediante tales modelos de valoración).
Con todo lo anterior, las empresas españolas han tomado buena nota de lo ocurrido y ya han empezado a reducir la deuda que tenían en sus balances (deudas financieras eje secundario):
En suma, la economía española volverá a relumbrar con fuerza
en la medida en que ese tan necesario (y doloroso) desapalancamiento de deuda
sea llevado a cabo por los hogares y las empresas privadas. Solo así, se
conseguirá generar ahorro, este en inversión, y este último en empleo. Llegados
a este punto, es cierto que los tipos de interés artificialmente bajos que
fuerza el Banco Central Europeo han conseguido “relajar” la cuenta de
resultados de numerosas compañías, en tanto en cuanto permiten aminorar los gastos
financieros; pero, en todo caso, no han conseguido que aumente de manera
significativa la demanda de crédito: las empresas y familias siguen, hoy en día
(a pesar del esfuerzo), muy endeudadas, y parecen no haber destapado el apetito
por el “crédito barato” que impera en las sucursales bancarias a merced del
BCE. En definitiva, ello puede traducirse en que las empresas no están viendo oportunidades
de negocio rentables, por muy barato que se encuentre el crédito.
Por último, una vez mostrada la evolución de la deuda privada, se presenta la evolución de la deuda pública en España (deuda sobre PIB eje secundario):
La interpretación del gráfico (ampliamente conocido por muchos), la voy a dejar a la libre asociación de ideas del lector. Pero, si a Telefónica le han rebajado el rating debido a su abultada deuda, habiendo recortado días atrás la retribución al accionista para el próximo ejercicio, ¿Qué ocurrirá para el caso de España en la próxima legislatura?
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