Un pequeño susto en las estadísticas salariales de EEUU, que en enero aumentaron más de lo previsto -el mayor incremento de una década -, aumentó el pesimismo inflacionista de los tenedores de bonos, que les impulsó a vender y eso hizo subir el rendimiento a más del 2,8%.
La Bolsa se resintió y cayó un 1,8%, movimiento que se contagió a las bolsas europeas (escala semilog).
Las expectativas mueven los mercados, y las news inesperadas producen efectos en cadena que no se habían previsto. Dependemos de cosas así, aunque lo normal es que mañana se estabilicen las cosas. Pero esa ansiedad por el despunte de la inflación se incorporará sin duda a los planteamientos de los inversores financieros, de modo que el repunte de los tipos de interés será más posible a partir de ahora. Hay una psicosis sobre lo que hará la FED, que está en tono cada vez más antiinflacionista, y la cantidad de aumento de empleo en enero, superando lo que se esperaba - 200 mil, frente a 180 mil, confirman que la economía ha superado su potencial no inflacionista.