La burbuja de Podemos ha pinchado estruendosamente. Sin embargo, Pablo Iglesias no ha dimitido ni ha barrido el establo en el que se habían aposentado los restos del partido que dio la campanada hace cuatro años. Es difícil oír tantas memeces seudo marxistas como ha dicho este muchacho, especialista en escrcahes en la facultad de Políticas de Madrid, Universidad Central, de la que se han apoderado con el beneplácito de las autoridades academicas. Si “el cielo se conquista con la fuerza”, no sé a qué viene tanta táctica electoral desastrosa. Ni cielo, y fuerza, como mucho de gaseosa.
Me ha tranquilizado que el pollo no dimita. Seguirá su carrera rectroactiva espectacular, una carrera llena de ilusiones tontainas basadas en una distorsión de la realidad. No han entendido qué es España, ni lo entenderán bajo sus premisas aturulladas. Su posible sucesor, Errejón, palancanero de Carmena, dice tonterías aún mayores,
Leyendo la historia del PCE, De Gregorio Morán, te das cuenta de que cuando acertaban era de casualidad, tan embutidos estaban de doctrina desopilante que se lanzaban unos a otros a la cabeza. Se la creían. No se daban cuenta que ni Lenin lo hacía. Porque eso sí, como los camaradas de Podemos, se hacían la pirula unos a otros. Tuvo que ser Stalin mismo el que les diera pistas de cómo infiltrarse en la España de Franco, porque ellos sólo eran capaces de mandar pobres maquis a que fueran asesinados o apresados por la Guardia Civil, bajo la errónea visión de que “las masas” estaban a punto de acabar con Franco. Cuando los propios sindicatos verticales falangistas fueron capaces de paralizar Barcelona en una huelga sindical, se dieron cuenta que debían cambiar de táctica e infiltrarse en los sindicatos verticales, como Stalin les recomendaba.
Siempre con el pie cambiado, cuando murió Stalin lo endiosaron, sin adivinar siquiera que se avecinaba un giro de 180 grados de su sucesor, y para ganarse a éste tuvieron que despellejar a algunos compañeros y encumbrar a otros. Esos también estaban en una burbuja “dialéctica”. Casi da vergüenza leer tanto despiste.
Carrillo, un burócrata nato, supo ganarse la confianza de la Pasionaria, y acabó siendo el jefe de tanto pasado oscuro. Al menos su papel en la Transición fue positivo y facilitó las cosas con tal de que le dejaran seguir sus planes... que llevaron a la desaparición del PCE.
Pablenin ha venido a ocupar su lugar, después de fagocitarse a Izquierda Unida, un residuo sostenido por las subvenciones. (Porque en España, ¿Cómo va a faltar una rica subvención a la izquierda?). Ahora, ni Podemos ni IU, subvenciones aparte.
No se preocupen, que ese ala de la izquierda no desaparecerá, para desesperación del PSOE. Ensoñaciones como las de Julio Anguila, amigo de Pablenin, nunca faltarán, aunque es difícil que lleguen a ser mayoritarias. Eso sí, el ruido que han montado éstos desde el 15-M ha sido ensordecedor. Pero ruido.
Lo que es preocupante es que el PSOE de Sánchez se los haya tomado en serio, y les hayan mimetizado algunas cosas. Afortunadamente, en las elecciones de ayer no hubo marea roja, sino multicolor. Porque si la llega a haber, tendríamos que haber inventado nuevas estrategias fiscales para que no nos desplumaran. La subida de impuestos que estaba preparada era escalofriante, aparte de retroactiva, porque lo que hay que hacer en España para recuadra más es crear empleo. Y con impuestos no se crea empleo, ni en Europa, ni en Tombuctú.