La bolsa española cumple 20 años de rentabilidad real nula

A veces las resacas duran mucho. Era el final de los felices años noventa cuando en la vieja España gobernaba José Maria Aznar y ponia a dedo a los presidentes de grandes cotizadas. Empresas que subían como la espuma y hacían millonarios a sus directivos y a todos los inversores que pudieron estar dentro de las acciones desde varios años antes, mucho antes de que decenas de miles de minoristas se quedaran pillados en cosas tan huecas como Terra, el spin-off de Telefónica. 

El tiempo ha pasado y la bolsa española aún sigue pagando la resaca de aquella fiesta. Y es que en este mes de febrero de 2020 se cumplen justo veinte años del máximo alcanzado en plena burbuja tecnológica. A partir de ese mes de febrero del año 2000, la bolsa sufriría una implosión los siguientes tres años a medida que se desinflaba la burbuja. Y luego llegó una recuperación al calor de la siguiente burbuja, el ladrillo, pero todo termínó con un gran mercado bajista provocado por la Gran Crisis Financiera global y posteriormente por la Crisis de Deuda europea. 

Con todos esos excesos de finales de los noventa y la suma de todas las crisis que han llegado, la realidad es que un inversor en bolsa española que hubiera mantenido su inversión desde febrero de 2000 hasta febrero de 2020, sólo hubiera ganado un 5,49% en términos reales, sumando dividendos y restando la evolución de la inflación. Es decir, una rentabilidad anualizada del 0,27%. Y si hubieramos tomado este dato en el mes tan reciente de agosto, esta rentabilidad sería negativa. 

Por el lado positivo siempre se puede pensar que tal vez lo peor ya ha pasado. Y en retrospectiva, que a pesar de todo, al menos a 20 años se mantuvo el poder adquisitivo, algo que no se puede decir de todos los activos.