Que la economía va como una moto en España habría que analizarlo más despacio. El gran año turístico y los bajos precios del petróleo especialmente a primeros de año está claro que han favorecido al PIB, actualmente creciendo al 3,2% según datos oficiales que tampoco acabo de creerme del todo, pero veamos algunos ejemplos:
El consumo aparente de cemento (ventas totales de las cementeras restando las exportaciones y añadiendo las importaciones) es un indicador de producción y demanda nacional muy ligado al barómetro económico. El último dato conocido es el del mes de septiembre del año en curso
Su tasa de variación es muy significativa visualmente, se observa como desde 1995 hasta 2007, con tan sólo el paréntesis contractivo de 1996, el indicador estuvo siempre en crecimiento. Desde 2008 hasta 2014 estuvo en contracción y finalmente el pasado año 2015 creció por primera vez desde el inicio de la gran crisis, concretamente un 5,3% tras dos años, 2013 y 2014, en los que la contracción se desaceleraba de manera prometedora.
En lo que llevamos de año se ha vuelto a detener el crecimiento, un pírrico 0,08% crecía el indicador según el informe del CEPCO al mes de septiembre lo cual demuestra una evidente desaceleración de la economía española durante los primeros 9 meses del año a pesar de que últimamente la cotización de los bancos está subiendo y que el desempleo haya bajado recientemente del 20%
El consumo de electricidad de las medianas y grandes empresas, otro indicador muy representativo, también muestra en septiembre una contracción del 1,3% respecto a 2015 según la sala de prensa de Red eléctrica (link)
Respecto a la banca española, en estos momentos subirá porque toca subir al igual que toda la banca mundial, o mejor dicho, toca rebotar, pero el crédito privado no crece. Desde el pico de enero de 2009 hasta el valor actual, el crédito al sector privado se ha contraído un 48% y en decrecimiento sucesivo
Está claro que hay un antes y un después desde enero de 2009, es decir bonanza y crisis.