Keynes, fuente de la política económica frente a la pandemia, pese a su ocultación vergonzante

3 de agosto, 2020 1
Treinta años Economista Titulado del Banco de España. Economía internacional. Autor del blog "Decadencia de Occidente", blog sobre los estragos... [+ info]
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Unas palabras de Hernández de Cos, gobernador del Banco de España, revelan que la situación políticas contra la pandemia se justifican por una lucha contra el riesgo máximo que es la deflación, y que se convocan políticas fiscales y monetarias expansivas, como lo hubiera recomendado el mismo Keynes:

El temor a la deflación ha sido el detonante para que el Banco Central Europeo (BCE) aumentara su programa de compra de bonos de emergencia, según el responsable de la política monetaria y Gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos. "Los riesgos de deflación han aumentado y esa es una de las razones por las que el Banco Central Europeo está tomando las medidas que está tomando, para asegurar que el riesgo no se materialice", señala Hernández de Cos en una entrevista con Bloomberg News en Madrid. "Estoy entre los que piensan que esta crisis es esencialmente desinflacionaria, en el sentido de que algunos de los problemas que tuvimos con la baja inflación se están acumulando", apunta. Así, destaca el temor de que la pandemia del coronavirus pueda llevar a la Eurozona a una espiral similar a la de la depresión, con una caída de precios y salarios, si no se contrarresta el golpe a la economía.

Es decir, se reconocen situaciones de riesgo totalmente keynesianas y se adoptan sus políticas fiscal y monetaria, pero no se le cita porque la Santa Inquisición no ha dado el placet para reconocer que la economía clásica de Lucas & co no funciona en su supuesta autorregulación automática. Reconocer que hay que intervenir es reconocer que los mercados no son autosuficientes para volver al punto de partida, que cometen errores sistémicos en su Expectativas, y que los errores llevan a más errores. 

Cos prevé que la demanda seguirá siendo débil en los próximos meses, mientras se produce la desescalada en las medidas de confinamiento. "Es probable que los consumidores mantengan la cautela y sigan ahorrando preocupados por perder sus trabajos y ante la amenaza de un nuevo brote de coronavirus", manifiesta, citando una alta correlación entre el desempleo y las tasas de ahorro en España.

Otra idea puramente keynesiana: que el ahorro puede ser excesivo y recortar el consumo y la demanda cuando justamente se necesita lo opuesto. Sobre todo si ese ahorro se manifiesta y atesoramiento de liquidez.
Además, declara abiertamente que el gobierno debe colaborar con su gasto procurando mejorar a la vez los problemas estructurales evidentes.

Hernández de Cos avala los planes de gasto lanzados por los gobiernos nacionales para apuntalar su economías afectadas por la pandemia y considera que sus programas trabajaban mano a mano con las economías política. "En esta crisis, hay más de un equilibrio", señala. "La respuesta fiscal nacional tiene ha sido muy fuerte y la respuesta europea está mejorando progresivamente", concluye.

En suma, puro Keynes. Friedman nunca hubiera recomendado el uso de la política fiscal, aunque sí de la monetaria sin límites. El hecho de que se estén usando las dos convierte a la política actual en Keynes. Sin embargo, la academia nunca cambiará su forma de pensar, seguirá ejerciendo su magia potagia de más modelos matemáticos estériles, aunque aquí u allá algún académico de su aprobación a lo que se hace.
Si en la crisis del 2008 no se hubieran limitado a Friedman, y se hubiera usado la política fiscal, la recuperación hubiera sido más robusta.
Esto no es un aval a un uso enloquecido de los gastos e ingresos de gobierno, ciertamente, sino una invitación a que sin abandonar las reformas estructurales - básicamente, mercados atenazados -
 El gasto público, sobre todo en inversiones, puede adelantarse varios periodos para reforzar la demanda ahora, cuando se necesita.
Las aportaciones de Keynes a la economía son imperecederas, sobre todo en economía financiera, con todos sus errores que casi nadie oculta. Pero Keynes dio un giro copernicanio a la macroeconomía, que de hecho inventó, pues antes se consideraba una secuela de la micro. Eso, que él llamó la falacia de la composición, resultó irreversible.

Más me choca a mí al gobernador (el mejor en muchos años) del BDE defendiendo políticas keynesianas, pues en 30 años que estuve en esa casa estaban poco menos que vedadas, mal vistas, como cosa de un pasado remoto, superado, que nunca volvería. Ver ahora al su máximo representante poniendo toda su sapiencia en descartar otras versiones y decir que lo importante es luchar contra la deflación, me satisface enormemente.

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