Jueces y jurados

5 de abril, 2014 0
No son santo especial de mi devoción los muchos realities que ofrecen las cadenas de televisión, pero su seguimiento resulta en ocasiones revelador, se rigen por directrices de audiencia, resaltan un pseudo espíritu de rivalidad para mantener la tensión. Hay grandes similitudes entre los realities y las vida profesional diaria, no siempre merece la nota máxima una pareja de baile o la mejor puntuación un cierto salto de trampolín. Tampoco siempre es merecedor de un ascenso en la escala de mando un determinado trabajador o una placa conmemorativa un concreto empleado.
Los mercados en este sentido son tremendamente ecuánimes, todos sus trabajadores pueden valorarse objetivamente con el paso del tiempo por sus resultados, la meritocracia es absoluta. En este sentido, el mercado es el máximo exponente de la justicia, así de simple, las reglas de juego son idénticas para cada jugador, sin importar el número de empleados bajo su mando, el volumen de su inversión o la cantidad de seguidores que compartan.
Cierto es que rentabilidades pasadas no garantizan rentabilidades futuras, cierto es también que el Darwinismo bursátil es un factor robusto, que nos permite hacer una evaluación de desempeño rigurosa de los participantes y reconocer unívocamente a los mejores.
Estos principios son aplicados y mostrados desde la creación de mi cartera personal en http://finanzasconfinanzas.blogspot.com.es
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