Entre las noticias que nos vienen de la reunión anual de Jackson Hole (reunión informal de banqueros centrales y economistas invitados, en Kansas, con gran repercusión en el mundo económico), destaca una cerrada defensa de la libertad de comercio y a la vez de una rigurosa regulación bancaria. Estoy totalmente de acuerdo. La primera en posicionarse ha sido Janet Yellen, Presidenta de la FED, y Draghi no ha tardado en reforzar sus argumentos. Otros se han posicionado del mismo lado, como Stanley Fisher, vicepresidente de la FED.
La crisis - sobre la que hice un resumen en el post reciente "Décimo aniversario de la crisis" - fue de origen financiero, y está bastante contrastado que la culpa mayor fue la desregulación financiera hecha en las dos décadas anteriores. Es lo que permitió la "creatividad" financiera excesiva que abrió el camino al apalancamiento más grande de la historia.
Quizás parezca contradictorio animar la libertad comercial y a la vez la regulación y el acotamiento a la actividad financiera, pero es lo que tenemos: un sector financiero intermediario y necesario, pero con graves inclinaciones a descarrilarse y llevarse todo por delante.
Esto es exactamente todo lo contrario de lo que intenta Trump: desregular la ley Dodd-Frank, que se hizo después de la crisis y a reforzado la estabilidad financiera, y levantar un muro proteccionista comercial, contra las importaciones, lo que no puede más que originar un mundo mucho menos seguro y desconfiado, y ciertamente más pobre.
Hasta antes de la crisis, hemos vivido en un mundo estable gracias a las medidas reguladoras que se tomaron bajo el mandato de Franklin D. Roosevelt, y al acuerdo post bélico de Bretton Woods, que duraron hasta que en los años ochenta se empezaron a desmontar esas barreras. Esos acuerdos controlaban los movimientos especulativos - hasta cierto punto - mientras poco a poco se abría el mundo a la libertad de comercio, tanto mediante acuerdos bilaterales (Acuerdo NAFTA, de México EEUU y Canadá) pero sobre todo multilaterales, en el marco de las instituciones creadas en Bretton Woods como sus herederas, especialmente la WTO.
El resultado ha sido beneficioso para todos, pero especialmente para los países atrasados que ya no son atrasados. Recuerden este gráfico,
Que mide el crecimiento de la desigualdad dentro de los países ricos, pero el decrecimiento de la desigualdad entre países ricos y pobres. No es que nosotros nos hayamos empobrecido, es que ellos han crecido más gracias a la apertura de nuestros mercados.
El proteccionismo no traería más que un aumento de las tensiones geopolíticas, como se comprueba en el mundo de hoy, cada vez más inestable. Por lo tanto, un hurra por Yellen, Draghi & co. Debemos luchar por impedir que Trump y sus acólitos le den otra vez la vuelta a la (des)regulación, para que se forren sus amigos, y al proteccionismo, lo que sería una bombea de relojería.