Esta es la cifra que ayer publicaba el Mundo como dinero comprometido por el estado para el rescate de la banca. De éstos, probablemente se perderán unos 40.000 mm. Un 4% del PIB se esfuma por arte y gracia del sistema bancario español.
Para ser más exactos, del sistema centenario de Cajas de Ahorro ya que, exceptuando Banco Valencia, los bancos privados no sólo han salido bien reforzados de esta situación, sino que se han quedado con el negocio de las Cajas por un precio irrisorio y sin posibles problemas posteriores, que hasta estos se cubrirían con dinero del estado.
Claro que en estos casos es fácil tirar de demagogia y decir que si ese dinero se hubiese utilizado en sanidad, educación, bla,bla,bla… Miren, si ese dinero no se hubiese utilizado en cubrir el quebranto de las cajas, ahora poco quedaría para invertir en sanidad o educación. El país entero estaría en quiebra.
Con una cifra de depósitos superior a los 800.000 mm de €, no intervenir unas entidades quebradas hubiese supuesto la desconfianza total del sistema y la imposibilidad de hacer frente al pánico bancario consecutivo a la caída de cualquier entidad.
Hay que recordar que el BCE en su famoso programa de LTRO (Long Term Refinancing Operation) puso a disposición de todo el sistema bancario europeo 1 Billón de €; con lo que dar liquidez al sistema bancario español hubiese supuesto acaparar la totalidad de la emisión, cosa harto improbable de asumir por parte de los organismos europeos.
Por lo tanto, consideremos como mal menor esos 40.000 mm en pérdida y hagamos que los responsables se pasen un tiempecito de reflexión a buen recaudo. Desde los banqueros imprudentes a los políticos, sindicalistas y demás participes de los consejos de administración hasta los que no tenían ni idea de como funcionaba una entidad bancaria, pero allí estaban ellos llevándose sus buenas dietas. Demos este gusto a la sociedad que será quién ponga el dinero “despistado” por estos personajes.
Una vez visto el coste de la “operación rescate” y asumido que es el “mal menor”, me pregunto si no podíamos haber aprovechado las circunstancias para modernizar nuestro sistema bancario y dotarlo de más competencia extranjera. A fin de cuentas lo que el consumidor percibe es que era usuario de una pequeña caja local y ahora, casi con toda seguridad, está en uno de los 4 grandes bancos del sector. Pero es que si quiere salir de ahí, y poder analizar otros actores del mercado, se va a encontrar con banca nacional de menor tamaño y con grandes posibilidades de ser engullidas, de nuevo, por uno de los grandes.
Hemos convertido un sector mal diversificado (sin competencia extranjera) pero diversificado a fin de cuentas, en un sector hiper concentrado que se ha quedado a precio de saldo los activos de aquéllos que le hacían competencia.
La concentración en la gestión de activos es tal que entre los 4 grandes grupos aglutinan el 80%del sector. Lo mismo ocurre en la gestión de préstamos, hipotecas,etc. Es decir, el consumidor no sólo ha puesto dinero de su bolsillo vía impuestos sino que les ha generado una posibilidad de negocio a riesgo cero, que ahora irá en su propio perjuicio al haber eliminado la gran parte de la competencia que pudiese haber en el sector. Como dice el dicho popular “cornudo y apaleado”.
Esperemos que ante esta nueva irregularidad vengan, de nuevo, los organismos europeos a corregirla y que en unos años encontremos con la misma facilidad que podemos encontrar oficinas de bancos nacionales las de banca extranjera que, de una manera natural, introduzcan competencia al sector financiero.
La fe es lo último que se pierde. Sean felices.