Cuando en octubre se empezó a hablar de las primeras vacunas del coronavirus y de su gran efectividad, me dije a mi mismo: carajo invirtamos en las empresas que las fabrican. Estuve mirando los gráficos de Pfizer y Moderna, pero no entré desgraciadamente para mi sobre todo en el caso de MRNA.
No obstante, también pensé que además de la vacuna propiamente dicha para vacunar hacen falta jeringuillas y en este caso miles de millones de jeringuillas.
Investigué un poco y pronto vi que la mayor parte de las jeringuillas las producen empresas que hacen muchas más cosas, como Becton Dickinson (BD), que ha montado una fábrica en Fraga para fabricar las jeringuillas de la vacuna de Pfizer.
Seguí investigando y di con otra empresa americana que se dedica única y exclusivamente a fabricar jeringuillas, Retractable Technologies (RVP), cuya acción entre marzo y junio del 20 pasó de uno a 11 dólares, para luego caer hasta los 5 y retomar la senda alcista. Ahora cotiza en 12,5 y muy probablemente atacará sus máximos de 15 dólares de mediados de diciembre.
Ha sido una historia de éxito y espero que dure. Peter Lynch recomienda buscar acciones sin glamour que no estén de moda, como que dan repelús. Ningún ejemplo mejor que el de las jeringuillas.
Espero que dure mi relación con esta empresa, pues creo que durante varios años los humanos vamos a tener que notar algún pinchazo que otro. Además puede que se acelere la cosa, acabo de leer en El País que Biden ha prometido poner 100 millones de vacunas durante los 100 primeros días de su mandato (a ver si Sánchez toma ejemplo).