Introducción de
Perogrullo
Invertir
nuestros ahorros en bolsa o en otro tipo de activos financieros es una labor
compleja que necesita, entre otros muchos elementos, de un estudio y análisis
previo junto con cualidades como la decisión y determinación para llevar a cabo
las conclusiones tomadas previamente. Paciencia, sangre fría y confianza
deben por tanto guiar nuestras inversiones.
Teniendo
presente que el análisis y evaluación de una estrategia de inversión implica
dedicación en tiempo y esfuerzo es necesario subrayar que no solo ponemos en
juego una parte de nuestro patrimonio sino que también disponemos horas de nuestro
limitado tiempo en el proceso. Los intelectuales con tendencia al pedantismo
definimos esta situación como una disyuntiva o crossroad; el tiempo
que dedicamos a comparar los ratios financieros de dos compañías lo hacemos a
expensas de sustraerlo de nuestro ocio. De la misma forma, el dinero que
colocamos en la compañía “A” es a expensas de no utilizarlo para otros gastos o
guardarlo debajo del colchón. Alguien podría señalar con acierto que, en el
largo plazo obteniendo altas rentabilidades en sus inversiones, dispondremos de
más tiempo y dinero para nuestro ocio. Sin embargo, en el corto plazo dichas
opciones entran en conflicto.
La analogía
Los
Mercados Financieros guardan un cierto parecido con el Juego de la
Gallina Ciega donde el inversor tiene los ojos vendados no por un
simple pañuelo sino por una miríada de instituciones públicas y privadas que
complican el ya por sí complejo proceso de la elaboración de un portfolio.
Los pañuelos
que vendan nuestros ojos son: los tipos de interés intervenidos por los bancos centrales, rescates financieros, las previsiones
macroeconómicas de los gobiernos o instituciones internacionales, irregularidades de los Estados Financieros, declaraciones de altos responsables políticos,las políticas públicas, la avalancha diaria de datos económicos … Mi
abuela decía con sabiduría popular: La vida es complicada y tú la quieres
complicar más
La
valoración ajustada de una compañía –o de la solvencia de un país- se vuelve
más enrevesada cuando el inversor responde a los estímulos señalados en vez de
limitarse a comprender las variables fundamentales que afectan a las
cotizaciones: la escasez relativa y su utilidad. ¿Por qué hablamos de
escasez relativa y no absoluta? Porque aún reduciendo el número de cucarachas a
la mitad siempre nos parecerían demasiadas.
Los pañuelos o estímulos
financieros no son más que espejismos que impiden el correcto funcionamiento
de los precios provocando que nuestras inversiones simplemente se guíen por
intuiciones, por aquello que creemos entender con solo palparlo. Los blogeros
con tendencia al pedantismo lo denominamos elMito de la Caverna.
Evitando
el rol de Gallina Ciega
La
aplicación de la psicología a las finanzas o Behavioral Finance es
una gran herramienta para afrontar nuestras decisiones con serenidad y no
dejarnos llevar por las sobrerreacciones del mercado también conocido como Momento
Ganado. El escepticismo puede convertirse en un gran aliado para salir
victorioso de los pánicos bursátiles. Ser consciente de que la información que
manejamos es limitada y sesgada, que nuestro conocimiento y tiempo es reducido
nos libera de la venda a la hora de invertir.
Así si
el análisis del Contrarian Investor concluye en comprar
acciones de una compañía poco o nada le importará el consenso del mercado,
incluso prefiere retar al mainstream para conseguir mayores rentabilidades.
Evitar los hot stocks y centrarnos en la
rentabilidad a largo plazo de una empresa nos acercará a una inversión basada
en los principios del Value Investing, esto es, comprar aquello que no es trendy,
aquello que está infravalorado.
Los
anuncios de resultados trimestrales junto con los hot stocks deben ser tomados
con precaución, invertir basándonos tan solo en estrategias Momentum puede
ser tan peligroso como seguir al pie de la letra las estimaciones de los analistas.
La
combinación de las enseñanzas del Behavioral Finance y el Value Investing nos
acercará al éxito en nuestras inversiones dejando el Juego de la Gallina Ciega
para aquellos que no saben distinguir entre los mercados finanieros y el casino.