Ayer, no sé si muy acertadamente, intenté demostrar que hay infinitas formas de cuadrar las cuenta financieras. Lo único seguro, inamovible, es que los saldos financieros netos de los diferentes sectores - familias, empresas, Estado, sector exterior) suman algebraicamente cero. Lo que debe un país lo debe al resto del mundo. Pero la distribución de debes y haberes puede ser cualquiera, con tal de que sume cero. En lo que no me metí mucho, sólo lo mencioné, es que para que un país funcione NO PUEDE HABER CUPOS.
Pero pero, ¿como dice eso, no están los cupos de Navarra y Pais Vasco? Ojo al dato: esos privilegio son sostenibles porque ambas regiones son muy pequeñas en relación al PIB. No dejan de ser privilegios - dejemos ahora su explicación más o menos justificada- pero se han sostenido hasta ahora por lo poco que inciden en el resto de España.
El caso de Cataluña, el cupo que pretender un seudo socialista, Miquel Iceta, no es posible. Cataluña es el 20% de la economía española. Ya vimos ayer que García Domínguez dice, con razón, que gracias a las transferencias fiscales de Cataluña al resto de España, tiene más mercado exportador en el resto de España. Con esas exportaciones añadidas cubre unas importaciones del resto del mundo del 6% de su PIB. Molt bé.
Pero no es ese el tema. El tema es que un cupo a la manera Vasco/Navarra en Cataluña matemáticamente rompería España - al menos que los demás españoles no nos soliviantáramos -. Y ya se están oyendo tambores de guerra de otras regiones pidiendo lo mismo. Lo que es fantástico es que nadie haga cuentas y se de cuenta de que todos salimos perdiendo.
Supongamos que vamos a dividir España entre dos regiones, una rica y la otra pobre. La rica paga los mismos impuestos personales que la pobre. Por ello recauda más para el erario central, que lo resdistribuye en términos netos a favor de la pobre.
Eso es lo que los catalanes llaman “España ens roba”. Ens roba la cantidad neta que va de la región rica al resto. Si Cataluña se independizara, le pasaría igual: tendría que redistribuir sus impuestos recaudados por la Generalidad a favor de las provincias más pobres, si quiere que la unidad catalana sea sólida. ¿Protestaría Barcelona e intentaría separarse del resto de Cataluña porque “ens roba”?
Si España aceptara negociar y dar ventaja fiscal a Cataluña -aparte de que las demás regiones se pondrían en pie de guerra -, España estallaría. Sin una mínima solidaridad económica, no hay motivación para mantenerla unida. Pasaría en cualquier nación. Cuanto más grande es la región separatista, más fácil es que el País se rompa.
La teoría que define las condiciones para que dos regiones sean un Área Monetaria Óptima (Mundell et All), y que por lo tanto no necesitan monedas distintas, dice que tiene que haber movilidad de factores (capital y trabajo) y transferencias fiscales compensatorias.
Es obvio que España, dividida en regiones ricas y pobres, es un Área Monetaria Óptima. Los factores de producción se mueven sin barreras (hasta ahora: cada vez hay más leyes de CCAA que rompen el mercado), y el sistema fiscal es (hasta ahora: lo del cupo va en contra) centralizado y con objetivos personales, no regionales (bueno, esto es un desideratum).
Cataluña se beneficia de esto. Recibe trabajadores que necesita, transfiere impuestos que ayudan a financiar sus ventas a España, y recibe (hasta que se puso a jugar a la ruleta rusa) capital exterior. Ídem se beneficia Extremadura, en sentido contrario.
Y todas se benefician en un sentido o en otro, sin necesidad devaluaciones y fronteras. Lo que está claro es que: otro sistema perjudicaría a todos, y seguramente rompería España. Y se romperá si seguimos frivolizando con cosas serias. No lo digo a tontas y locas: se romperá matemáticamente.
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