Hace unos meses, hablé sobre la gestión de riesgo sin stop en operaciones de corto plazo y de algo mucho más interesante relacionado con el long-short (ajustar posiciones long-short en función de la volatilidad).
Ahora vamos con otro asunto.
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Gestión de riesgo con stops.
Podemos no gestionar el riesgo, lo que significa colocar la cantidad de dinero que nos dé la gana en cada operación.
Podemos utilizar la gestión de riesgo de la edad de piedra, que consiste en dedicar la misma cantidad de dinero a cada posición sin importar el stop (límite o lo que sea que de cada operación. Esto es mejor no hacer ningún tipo de gestión del riesgo.
Y por último podemos utilizar una gestión de riesgo que yo denominaría profesional y que supera a la gestión de riesgo de la edad de piedra.
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Seguramente a este tema se le puede dar muchas vueltas, yo voy a comentar lo que a mí me gusta, voy a comparar la gestión de riesgo profesional con la de la edad de piedra.
Y al final, voy a comentar una forma de gestión de riesgo que alguna gente utiliza y que podríamos denominar gestión de riesgo ultra conservadora.
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. Gestión de riesgo profesional (la que a mí me gusta).
En primer lugar para poder utilizar este tipo de gestión de riesgo yo considero que hay que disponer de un capital destinado a bolsa que como mínimo debería de ser de 30000 euros y creo que es un mínimo demasiado pequeño, para bien ser debería de ser de 50000 ese mínimo.
A lo mejor la gente echa sus cuentas y consideran que la cifra puede ser un poco más pequeña, eso ya es cosa de cada uno.
La fórmula:
Vamos a utilizar para el ejemplo una cifra muy redondita, vamos a suponer que empezamos con un capital de 50000 euros.
Lo dividimos en 10 partes iguales, o sea 10 unidades de 5000 euros, en cada una de esas unidades le vamos a permitir como máximo una pérdida del 10% a cada una de las unidades de 5000 euros.
Lo vamos a ver con una operación simulada.
Aparece una operación interesante, resulta que el stop es por ejemplo del 5%.
¿Cuánto dinero tendríamos que colocar en esa operación?
Aunque no hace falta calculadora, pongo la fórmula:
Porcentaje de Pérdida máxima por operación / porcentaje del stop de esa operación= X
A continuación X*valor de la unidad= cantidad de dinero a invertir en esa operación.
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Vamos a traducir todo eso a números, en el ejemplo cada unidad son 5000 euros y estamos dispuestos a perder como máximo un 10% de esos 5000 euros, o sea 500, que por cierto es el 1% de 50000 que es el capital en este ejemplo.
El stop de la operación es el 5%, así que:
10% / 5%= 2
2*5000= 10000.
Bien, en este ejemplo la cantidad de dinero que tendríamos que colocar serían 10000 euros, dado que el stop es del 5%, si la operación falla, perderemos 500 euros, y eso es lo máximo que queremos perder, puesto que el 10% de 5000 son 500 euros.
Si tenéis alguna duda hacer un comentario y se aclara.
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B. gestión de riesgo profesional, versus gestión de la edad de piedra, un ejemplo.
Antes de los avances en informática no quedaba otra que la gestión de la edad de piedra, es muchísimo mejor que colocar en cada operación lo que nos de la gana, pero como vamos a ver, se queda a unas cuantas millas de distancia de la gestión profesional.
Voy a poner un ejemplo muy extremo, pero muy ilustrativo respecto a la enorme superioridad de la gestión profesional frente a la gestión de la edad de piedra.
Con sólo dos operaciones idénticas vamos a ver la enorme diferencia que se puede producir en los resultados.
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(G.P.)-Gestión de la edad de piedra: parte de un capital base de 50000 euros, divide el dinero entre 10 unidades e invierte siempre 5000 con independencia del tamaño del stop.
(G.PRO.)- gestión profesional: parte de un capital de 50000 euros que divide en 10 unidades de 5000 euros, lo máximo que quiere perder es el 10% de esos 5000, por tanto ajusta el tamaño de la inversión al tamaño del stop.
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Empieza el combate.
Aparece una operación con un stop del 15%.
G.P. yo lo tengo fácil, coloco 5000 euros
G.PRO. yo tengo que echar unas cuentas, 10% / 15%= 0,666 ahora 0,666*5000= ya lo tengo, coloco 3330 euros.
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La operación sale mal, G.P. pierde -750 euros (el 15% de 5000)
G.PRO. pierde 499,50, redondeando -500 (el 15% de 3330).
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Vale, ahora aparece otra operación, en esta el stop es de un 4%.
G.P. yo no me lío con fórmulas, pongo 5000 euros.
G.PRO. yo necesito unos segunditos para calcular, veamos, 10% / 4%= 2,5 vale, así que 2,5*5000= pues me sale que tengo que colocar 12500 euros.
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La operación sale bien y genera un +12% de beneficio.
Eso se traduce como que G.P. gana +600 euros, (12% de 5000) yupiii!!, soy el mejor dice G.P.
G.PRO. gana +1500 euros (12% de 12500)., y dice: ji,ji,ji.
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Bien en 2 operaciones la cosa queda así:
G.P. obtiene -750 de la primera operación y +600 euros de la segunda, lo cual lo deja con un saldo de -150 euros. ¡buuuaaa!.
G.PRO obtiene -500 de la primera y +1500 de la segunda, lo que le deja un saldo de +1000 euros. ¿Quién es ahora el mejor?, ji,ji,ji.
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Mismo capital inicial, idéntica cantidad por paquete, 2 operaciones idénticas, con el mismo stop, y como hemos observado el resultado final ha sido muy diferente.
Aunque el ejemplo no fuera tan extremo, a la larga, operación, tras operación la gestión profesional acumula ventajas frente a la gestión de la edad de piedra.
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Gestión de riesgo ultra conservadora:
Esta forma de gestionar el riesgo tiene la ventaja de que el capital mínimo a utilizar puede ser más bajo, además el riesgo de ruina es más bajo, pero tiene el inconveniente de que te puedes perder oportunidades, no hay nada perfecto, todo tiene un precio a pagar.
Para no liarnos, vamos a seguir con el ejemplo, capital base 50000 euros.
Bien, aquí se trata de lo siguiente, lo máximo que queremos perder es el 1% de todo nuestro capital, o sea 500 euros, pero, ojo, mientras la operación no esté protegida, o sea mientras no tengamos un stop a un precio superior al de nuestra compra (en el caso de ser operación alcista), bueno, mientras no se cumpla este requisito NO COMPRAMOS MÁS.
Por ejemplo, nos aparece una operación con un stop del 8%.
La fórmula solo sufre una ligera variación puesto que no usa paquetes, siempre toma como referencia el capital base.
1% / 8%= 0,125, ahora 0,125*50000= 6250 puedo invertir en esta operación, si sale mal y pierdo el 8% de 6250 euros perdería -500 euros.
Mientras no se tenga esta operación protegida NO SE COMPRA MÁS.
Imaginemos que la operación llega un momento en que tenemos un stop que nos protege, a partir de ahora si aparece otra operación volvemos a aplicar la misma fórmula.
Es una manera de ir apilando operaciones positivas.
Si inicialmente empezamos con operaciones perdedoras y por ejemplo el capital base cae a 45000 euros, automáticamente la gestión de riesgo baja la cifra que estamos dispuestos a perder, puesto que es un porcentaje fijo, en este caso el 1%, que serían 450 euros.
Si nuestro capital se incrementa y por ejemplo llegamos a 70000, a medida que se incrementa, dado que utilizamos un porcentaje fijo, en este ejemplo el 1%, pues la cifra que estamos dispuestos a perder sube a 700 euros, el 1% de 50000.
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El profesor está terminando de escribir en la pizarra y de repente ¡paf!, nota como una bola de papel le da en la nuca mientras algunos se ríen por lo bajo.
Se da la vuelta instantáneamente, todos los alumnos le miran asombrados por la rapidez de su movimiento.
El profesor los mira a todos unos segundos, el culpable ya está identificado, el profesor lleva unas gafas sin graduación que están de moda, pero que llevan incorporadas unos mini retrovisores.
Cuando estaba escribiendo vio por uno de los mini retrovisores a un alumno con el jersey rojo haciendo una bola de papel.
El profesor deja las gafas en la mesa, coge una tiza y de repente, se da la vuelta de nuevo y lanza la tiza con todas sus fuerzas:
¡ZZZiiiiiiiii! ¡¡¡ploffffff!!!!. ¡¡¡ayyyyyyy!!!! ¡cataplum!.
El alumno del jersey rojo se ha caído del pupitre y yace en el suelo, inconsciente y con una marca roja en la frente, entre los ojos, causada por el impacto de una tiza lanzada a 200 kilómetros por hora.
El resto de alumnos están con la boca abierta.
EL profesor actúa a toda velocidad, puesto que tiene entrenamiento militar.
Coge al alumno que no pesa ni 80 kilos y se lo coloca sobre el hombro derecho como si fuera un saco de patatas.
El profesor mide 2 metros y 10 centímetros y su peso actual es de 173 kilos (suele oscilar a lo largo del año entre los 168 y los 182).
El profesor no está gordo, está robusto como diría Obelix, pero en este caso la palabra robusta se queda corta, puesto que el profesor no tiene barriga como Obelix y su antebrazo es mucho más grueso que los muslos de una persona normal.
En fin, el profesor es ENORME, y junto con una voz excesivamente grave, en conjunto intimida un pocucho, ji,ji,ji.
Por eso no es de extrañar que cuando el profesor tras coger al alumno medio desmayado, dice:
-Me llevo a este malandrín al hospital, ahora vuelvo.
Nadie protesta.
El profesor con el saco de patatas al hombro, perdón con el malandrín al hombro, sale de la clase.
Baja las escaleras, sale del colegio, camina varios metros hasta un cubo de basura e introduce al malandrín dentro del cubo.
A continuación se pone a empujar el cubo hasta llegar a lo alto de una cuesta.
En ese momento el malandrín se recupera, parpadea y no sabe si está aquí o está allí.
El profesor cierra la tapa del cubo de golpe, provocando que el alumno se quede espachurrado en el fondo del cubo de basura.
Ahora empieza una cuesta abajo de algo más de 2 kilómetros que termina en el mar.
El profesor empuja el cubo por última vez, la gravedad hace el resto del trabajo y el cubo de basura va cogiendo más y más velocidad.
Un poco antes de llegar al mar, el maladrín consigue empujar la tapa y sacar la cabeza fuera, sólo puede gritar algo que nadie puede oir.
El cubo de basura choca contra una piedra que hay antes de llegar al mar y salta varios metros antes de zambullirse en el mar.
-¡asunto solucionado!. Exclama satisfecho el profesor