El ahorro es la condición previa de la inversión. Los excedentes de los ingresos que no han sucumbido en gastos constituyen la base de un patrimonio capital en el circulo virtuoso de ahorro-inversión-rentabilidad-riqueza-ahorro, aplazando o reduciendo el consumo presente hacia nuestro futuro o el de nuestros allegados.
Amortizar deudas es una primera opción.
Podemos seguir la regla de los 3/3 de los ingresos:
- 1/3 para vivienda: Inmueble, hipoteca, alquiler, muebles, suministros, mantenimiento, menaje...
- 1/3 para el funcionamiento ordinario: alimentación, vestido, sanidad, educación, transporte, comunicaciones, cultura, ocio, turismo...
- 1/3 para ahorro sistemático.
Por muy modesto que sea ese tercio de ahorro se trata de ponerlo a trabajar a nuestro favor reinvirtiendo los beneficios, dedicándolo a actividades que produzcan bienes y servicios que la gente valore en el mercado, formando capital que aumente la productividad para mayor bienestar de un mayor número de gente. No es altruismo, es la coordinación social pacífica de intereses diversos basada en los intercamibios libres, se llama capitalismo.
De los ingresos presentes y previsibles debemos reservar la parte que vamos a necesitar, no someterla a los avatares y volatilidad de la inversión en renta variable, que limitaremos al ahorro del que podamos prescindir sin que se modifique nuestro modo de vida. Nunca endeudarnos para inversiones financieras. Tener la liquidez necesaria para afrontar los pagos y gastos sin vernos en la necesidad de deshacer inversiones en momentos inoportunos.
Se trata de definir nuestras necesidades económicas presentes y futuras y establecer un plan de ahorro sistemático para la inversión.